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18 de abril de 2021

¿Por qué lo seguimos representando a Jesús, como un blanco europeo?

 

Christoph Paul Hartmann, editor de Katolisch. de, reflexiona sobre los desvíos hacia el Jesús blanco

Si Jesús fue un judío, ¿por qué lo seguimos representando como un blanco europeo?



Si bien la Biblia proporciona apenas unos pocos datos biográficos sobre el aspecto real de Jesús, otras investigaciones apuntan a que es probable que la figura central del cristianismo tuviera “la piel entre aceitunada y morena, el pelo castaño oscuro o negro y los ojos marrones”

11.04.2021 | Jordi Pacheco

 ¿Cómo puede o debe uno imaginarse a Jesús?, se pregunta en un artículo reciente Christoph Paul Hartmann, editor de Katolish.de, el portal de noticias de la Iglesia Católica en Alemania. La mayoría de la gente de todo el mundo atribuye a Jesús rasgos que podrían ser los de cualquier hombre centroeuropeo: “alto, delgado, largo, pelo rubio oscuro a moreno claro, ojos azules, piel blanca”.

 

Sin embargo, ¿por qué Jesús habría de tener la piel blanca cuando en realidad vino de Oriente Medio? Según Hartmann, la irrupción del movimiento Black Lives Matter y la creciente concienciación sobre un legado colonial aún presente en la sociedad han contribuido a reavivar el debate sobre la representación de Jesús.



Tal como recuerda Hartmann, el activista estadounidense Shaun King llegó a pedir la demolición de las estatuas de “un europeo blanco, que se supone que es Jesús”, ya que representan una forma de supremacía blanca. Pese a no estar de acuerdo con semejante idea, el arzobispo Justin Welby, primado de la Iglesia Anglicana de Inglaterra, también pidió que se reconsiderara la idea de que Jesús era un hombre blanco.

Para el editor del semanario con sede en Bonn, el aspecto real de Jesús no está del todo claro puesto que la Biblia proporciona apenas unos pocos datos biográficos: Nació en Belén, cerca de Jerusalén, y su familia procedía de Nazaret, en el norte de Israel . “El hecho de que Judas tuviera que hacer una señal adicional a los soldados cuando entregaron a Jesús —advierte Hartmann— puede sugerir que Jesús no tenía rasgos físicos especiales y no destacaba”. “Sin embargo —prosigue—, la Biblia no da información sobre la piel, el pelo o la altura de Jesús.

En cambio, según apuntan las investigaciones que han abordado la verdadera apariencia de Jesús, es probable que la figura central del cristianismo tuviera “la piel entre aceitunada y morena, el pelo castaño oscuro o negro y los ojos marrones”. Lo que vendría a ser, más o menos, la fisonomía de las personas que en la actualidad viven en Irak, por ejemplo.

Tomado de Religión Digital