Liberar las patentes, vacunas para todos
Las propuestas de la Organización Mundial de la
Salud para acelerar la producción de vacunas han sido rechazadas por los países
ricos.
Carlos Iaquinandi Castro 19/04/2021
Estamos en una situación de grave emergencia
sanitaria mundial, la mayor desde hace más de un siglo. La pandemia ha
provocado casi tres millones de muertes y hay 140 millones de infectados. Pero
no es solo eso: hay cientos de miles de personas que pasaron el punto crítico
de la enfermedad hace ya varios meses, pero tienen secuelas, algunas complejas
y persistentes que condicionan su vida.
Solamente en el Hospital del Mar de Barcelona, se atienden unos 4.000
pacientes en el Departamento dedicado exclusivamente a un seguimiento
multidisciplinar post Covid-19.
No hay
acuerdos para decisiones comunes
El sube y baja cotidiano de cifras y medidas preventivas agota a los ciudadanos y termina ocultando la magnitud real de la pandemia.
A eso se suman las actitudes de los gobernantes, en especial los de los países que tienen mayor influencia en las decisiones mundiales. Ni las Naciones Unidas ni la Unión Europea ni otros organismos supranacionales parecen estar a la altura de la gravedad de la situación. Tienen muchas dudas y parecen incapaces de tomar las decisiones colectivas necesarias. Todos los expertos coinciden en que para detener la pandemia global, se necesita una respuesta global. Al menos podrían ponerse de acuerdo para tomar decisiones que cumplieran esos requisitos.
Prevalece el
lucro económico
Cuando las guerras mundiales, los gobiernos ordenaban a las fábricas detener la producción de vehículos o de cualquier otro elemento para dedicarse a bombas, tanques o fusiles. Las convirtieron en industria de guerra. Ahora se trata de salvar vidas, no de matar o destruir. Pero prevalece la mezquindad y el lucro económico de las grandes corporaciones sobre la vida de millones de personas. Profesionales y técnicos sanitarios recuerdan que esas empresas han recibido miles de millones de fondos públicos, en especial de EEUU y Europa para desarrollar sus vacunas. Un informe de la revista médica The Lancet de febrero precisa que las farmacéuticas recibieron unos 10.000 millones de dólares de fondos públicos y de organizaciones sin fin de lucro para financiar sus investigaciones.
Los países
ricos bloquean iniciativas
Las propuestas de la Organización Mundial de la
Salud para acelerar la producción de vacunas han sido rechazadas por los países
ricos. Raquel González, responsable de Médicos Sin Fronteras declaró a la BBC
que "al día de hoy no se ha compartido ninguna tecnología, no se ha
compartido nada". Igual sucedió con
la iniciativa de Sudáfrica y la India que solicitaron a la Org. Mundial del
Comercio que suspenda los derechos de propiedad intelectual de las vacunas
mientras dure la pandemia. Se sumaron 60 naciones. Eso evitaría que el control quedara
exclusivamente en las grandes farmacéuticas que fijan los precios en forma
arbitraria y deciden a quien vender. Pero EEUU ya vetó esa posibilidad, con el
respaldo de las revistas económicas que apuntaron que lo contrario "sería
transgredir las normas básicas del capitalismo". ( Confirmando una vez más
la escala de valores del capitalismo y el lugar que ocupa en ella la vida y el
bienestar de la gente). Tampoco ha funcionado la COVAX –otra propuesta de la
OMS- para garantizar una distribución justa y rápida de pruebas de diagnóstico,
tratamientos y vacunas a los países que lo necesitan.
Los virus no
respetan fronteras
La publicación norteamericana "Democracia
Now" recuerda que "la pandemia exige una respuesta colectiva y global
que pocas veces se requirió en la historia de la humanidad.". Añade que
"los virus no respetan las fronteras, y en un planeta cada vez más interconectado
es urgente un enfoque cooperativo para afrontar la grave crisis". Destaca
el ritmo de vacunación del gobierno de Joe Biden a la población norteamericana.
Pero afirma que "si se permite que el virus se propague en otras partes
del mundo y mute hacia variantes más letales, nadie estará a salvo".
Apunta que hay países como Haití que no ha recibido una sola vacuna y otros que
apenas unos cientos de dosis. El 75% de las vacunas aplicadas correspondía a 10
países.
Las otras vacunas
Mientras
tanto, China y Rusia eligieron el camino de la "diplomacia de las
vacunas", entregando dosis gratuitamente o con importantes descuentos a
las naciones más necesitadas. Entre esos
países, figuran Turquía, Hungría, Chile, o Uruguay. Esto mitiga pero no
soluciona el problema de fondo: que la vacuna llegue pronto a todos los
países. En tanto Cuba anunció haber
logrado en sus centros de investigación una vacuna efectiva , "Soberana02”
a la que el diario "The New York Times" calificó como "un logro
científico extraordinario". La editora de MEDICC Review también elogió a
los investigadores y afirmó que la vacuna se encuentra en fase final. Es
intención del gobierno cubano hacer una vacunación masiva de toda su población
y ofrecerla a muy bajo precio a los países de la región o a quienes la necesiten.
El Papa Francisco también pide vacunas para todos
La población
del planeta afronta el coronavirus mientras padece los efectos de otra grave
pandemia: la desigualdad. A ello se suma
el cambio climático y su amenaza destructiva. Por eso la liberación de las
patentes de fabricación tiene que ser un reclamo colectivo y asumido por todos
los gobiernos, en particular por aquellos donde están radicadas las grandes
empresas. Para quienes se asumen
católicos, pero no siempre escuchan lo que dice el Papa Francisco, recuerden
que ya en diciembre dijo: "No pueden las leyes de mercado y las patentes
estar sobre la ley del amor y de la salud de la humanidad". Y añadió: "Vacunas para todos. Especialmente para
los más vulnerables y más necesitados del planeta". Estamos todos en la
misma barca".
"Catastrófico fracaso moral"
El director general de la OMS Tedros Adhanom afirmó
que "la distribución desigual de las vacunas no solo es un ultraje moral,
también es autodestructiva desde el punto de vista económico y
epidemiológico". "Los países más pobres del mundo se preguntan si los
países ricos realmente hablan en serio cuando hablan de solidaridad". Recordó por último que ya en enero el mundo
estaba al borde de un catastrófico fracaso moral a menos que se garantizara urgentemente
una distribución equitativa de las vacunas.
"No
acepten lo habitual como cosa natural, pues en tiempos de arbitrariedad
consciente, de humanidad deshumanizada, nada debe parecer natural, nada debe
parecer imposible de cambiar". Eso decía Bertold Bretch en 1930, y eso es
lo que tendremos que hacer antes de que sea demasiado tarde.
Tomado de alainet.org