El cuento de WILLY
Historia de un niño algo especial que de mayor lo siguió siendo… a su manera
Martín Valmaseda
Dibujos: Karla y Andrea Aguilar
CAPÍTULO 27
OTRO SALTO ADELANTE
Ya ven
que esta histórica biografía
de Willy no
la hacemos día tras día.
Empezamos cuando nuestro
amiguete tenía 6
años.
Pasamos después
a su entrada en la escuela
de Seño Cristi. Después de
unos capítulos, donde ya se vio cómo Willy siempre
se ponía de parte de los más débiles
y se ganó la confianza de la maestra,
pues dimos con
él un salto al
instituto donde encontró
otro buen profesor,
el de ciencias y fue
formando un grupo de amigos
dándose cuenta de que,
cuando uno lee,
tiene que comprender que unos
libros o capítulos, son
historias verdaderas, otros
son mentiras podridas y muchos
otros son fábulas,
que no son mentira sino son
como símbolos, cuentos que
nos ayudan a entender mejor
las cosas de la vida aunque
no sean historias .
En el instituto, le
ayudó una compañera que
venía de una aldea por la
alta Verapaz, de
la etnia queqchí y también el
P. Eulogio con los
que empezó a conocer al pueblo indígena,
sus problemas, sus tradiciones
y valores, su
marginación; el racismo de mucha gente
en su país, Guatemala, que
no comprendía como
aquellos eran los
auténticos primeros habitantes
del país.
También Willy, que
era algo religioso, pero no mucho, con
sus diálogos con el
sacerdote aquel, que subió con
ellos por las aldeas de bosque y
montañas verapacenses empezó
a conocer a ese tal Jesús
de modo distinto a como le
habían enseñado en la catequesis
infantil.
Y
aquí estamos, cuando
en esta nueva etapa,
a sus quince años
cuando la Telma
que le caía especialmente
bien le dijo que amigos fuertes sí, pero que más… que todavía era pronto.
Pues fueron pasando los estudios y los años y acercándose los
alumnos de aquella clase a la
universidad.
Durante las semanas del último
curso en el
instituto fueron a clase varios
profesionales para hablar
de distintas carreras a los
chicos y chicas. Allí aparecieron
médicos, economistas, ingenieros, informáticos, comerciantes,
pilotos, fabricantes de muebles, de automóviles, psicólogos,
electricistas …
Luego los jóvenes
iban discutiendo en grupos
lo que les parecía de más
interés para sus
cualidades y posibilidades.
Naturalmente los “amigos
fuertes” Telma y
Willy, se planteaban juntos
sus intereses, inclinaciones. Telma
se sentía atraída por el periodismo
y los medios de
comunicación. Decía que en las
aldeas y lugares alejados hacía falta quién aclarase
a la gente de sus derechos
y de los
cambios que daba la vida.
Willy decía
que por eso a
él le atraía la
enseñanza sobre todo de
la historia o la sociología.
Que era una vergüenza cómo la
gente, hasta gente con carrera, no se daba cuenta
de lo que estaba pasando y por qué
en su país.
- “Pero
eso - decía Tema -se consigue mejor con
la radio, la televisión…
- - “menos
cuando los locutores, los
comunicadores son ignorantes y
no explican el porqué de lo
que está sucediendo en el
país,- contestaba Willy -
o peor, son mentirosos y cuenta
noticias falsas según las
que vienen de los
países poderosos que tienen la sartén
por el mango y
mantienen a la gente engañada.
- Así
dialogaban e intercambiaban opiniones con
otros compañeros. También
veían que algunos que
tenían grandes habilidades en
química, por ejemplo, decían
que su papá tenía
un mercado de fruta, que le
iba mal y se tendría
que contentar con ayudar
a su papá que se iba
haciendo viejo.
- “Todo es necesario, todos tenemos que comer” - decía Willy. Pero sentía la vergënza de pensar que quienes podían ir a la facultad eran, no los más capaces sino los de familias mejor situadas, sobre todo en Guatemala donde había tanta pobreza.
- Y
así fue terminando aquel año en
el instituto y a nosotros
se nos termina el capítulo.
- Veremos
si en el próximo nos llevamos
alguna sorpresa de lo que espera
el porvenir a Willy, a Telma y a todos sus compañeros. Un
poco de paciencia.