El Señor revela a los pueblos su amor (salmo 97)
Rafael Prieto
Cantad al Señor un cántico nuevo,
el del amor.
Enterrad ya los tambores de la guerra.
No se vuelvan a oír los cantos del miedo.
Suenen sólo himnos de alegrías
y la flauta de la amistad.
El Señor ha hecho maravillas.
De la nada creó al ser,
porque nos amaba.
Del ser sacó la vida,
porque nos amaba.
En la vida metió su vida,
porque nos amaba.
Nos dio toda su vida
porque nos amaba.
Su diestra le ha dado la victoria.
No venció reyes gigantes,
porque nos amaba.
No aniquiló pueblos numerosos,
porque nos amaba.
Venció, sí, las fuerzas tenebrosas del desamor,
porque nos amaba.
Venció las fuerzas de la guerra,
con su perdón.
Venció las fuerzas de la venganza,
con su paciencia.
Venció las fuerzas de la ambición,
con su generosidad.
Venció las fuerzas del egoísmo,
con su gran amor.
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Un Dios que no mata,
sino que se deja matar,
porque es amor.
Un Dios que muere,
para que tengamos vida,
porque es amor.
Un Dios puesto en alto,
como medicina universal,
porque es amor.
Todas sus puertas abiertas,
para que entremos,
en el nuevo templo de Dios,
porque es amor.
El Amor ha dado muerte a la muerte.
Aleluya.
Gritad, vitoread, tocad.
Contemplad todos la victoria de nuestro Dios:
el amor.
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