Haciendo Cuerpo y Sangre el Evangelio
Mariano
Puga, santo popular de Chile
Mariano
Puga se refirió a su mundo, al que él comparte. Un mundo de cesantía, de
hambre, de ollas comunes, de mujeres golpeadas por sus maridos, de niños
castigados, a veces brutalmente, por sus padres, un mundo donde no siempre se
practica el sacramento del matrimonio y donde las más de las veces se ignoran
los diez mandamientos, pero donde se ejerce la solidaridad de modo tan natural
y simple que nunca un doliente está solo.
En
palabras suyas “la “opción por los pobres” no es suficiente, pues en ella hay
uno que opta y un optado, produciéndose una relación vertical que no es propia
del Reino de Dios. El “por los pobres” convierte a los pobres en objetos de
nuestra opción. Mientras que en el “con los pobres” se trabaja codo a codo, se
sufre en conjunto y se anuncia la dicha de la Resurrección a los compañeros.
Yo creo que no considerarse feminista es considerarse inhumano, porque la raza humana somos mujeres y hombres. Vivimos en un mundo machista, para qué decir dentro de la Iglesia Católica, ahí ya llegamos a la exageración. Las mujeres en la Iglesia son 3/4 de ella. Son las que hacen la tarea de cada día. Pero cuando se trata de compartir con ella el servicio del poder a la comunidad, no tiene ningún espacio.
Y
la iglesia apenas musita declaraciones, la iglesia ha sido cómplice del sistema
de mercado. ¿Qué les pasa a los pastores de Chile? Han perdido la capacidad de
estar con el pueblo, hacer suyo sus gritos y gemidos, han perdido credibilidad
porque hemos escandalizado a nuestro pueblo, le hemos dañado y mentido y ahora
estamos en exilio en nuestra propia tierra, encerrados y exiliados en nuestra
propia iglesia.
Durante
estos meses habíamos tratado de comulgar con el cuerpo de Cristo, baleado,
dañado, mutilado, asesinado… ¿No era consecuente comulgar con el cuerpo de
Cristo? …. “quien come el Cuerpo de Cristo indignamente, come su propia
condenación” (1 Cor 11, 27).
01.06.2021
| Jesús Herrero Estefanía
Mariano
Puga Concha nació el 25 de abril de 1931 en una familia aristocrática. En su
juventud ingresó a arquitectura, pero abandonó dicha carrera tras una
experiencia como estudiante con personas de un Campamento marginal en el Zanjón
de la Aguada. Entonces ingresó al Seminario Diocesano. Fue párroco de la
Población La Legua. Su testimonio siempre fue más práctico y encarnado, sobre
todo por su adscripción al movimiento de los curas obreros, que declarativo.
Aunque también escribió numerosos textos y dio entrevistas en especial en la
revista Mensaje de los jesuitas.
Pero
la forma más clara, concreta y vivencial de conocer la vida y la misión de
Mariano, es a través de algunos testimonios recogidos en el diario
Interferencia:
Testimonio
de la iglesia en dictadura
“A
la salida vi al padre Mariano Puga, rodeado de sus míseros vecinos de la
población marginal donde él ejerce su ministerio. Un hombre esbelto y hermoso.
Pantalones grises, chaqueta cortavientos, gorro forrado en piel.
No
hacía mucho que había salido de prisión. Lo detuvieron en curiosas
circunstancias. Había ido a una misa en la Iglesia de Nuestra Señora de los
Ángeles, pleno barrio alto. El cura oficiante le invitó a decir el sermón.
Mariano Puga se refirió a su mundo, al que él comparte. Un mundo de cesantía,
de hambre, de ollas comunes, de mujeres golpeadas por sus maridos, de niños
castigados, a veces brutalmente, por sus padres, un mundo donde no siempre se
practica el sacramento del matrimonio y donde las más de las veces se ignoran
los diez mandamientos, pero donde se ejerce la solidaridad de modo tan natural
y simple que nunca un doliente está solo. Gran parte de ese otro mundo que
constituía el público asistente a la misa, se conmovió. Pero el presidente de
la junta vecinal protestó indignado por el sermón y llamó a, la policía. Se
llevaron preso a Mariano Puga, el sacerdote de los marginales, porque lo
hallaron subversivo.
A
las puertas de la Basílica de Lourdes, el padre Puga testimonió con
indignación: Cuando estuve preso, reconocí en uno de los detenidos a un hombre
que ahora La Segunda da por muerto en un enfrentamiento en Argentina. Yo estuve
a su lado. Estaba tan torturado que no podía ni moverse”.
Tomado
de Religión Digital