"Su semilla abona el campo
fértil de la lucha por una nueva sociedad"
Víctor Gálvez Pérez, mártir de los
derechos humanos
"Fue
un destacado catequista y delegado de Pastoral Educativa en la parroquia de
Malacatán, San Marcos (Guatemala). Casado y padre de dos niños. Carpintero de
profesión. Tenía un don extraordinario de convocatoria"
"Comprometido
con los derechos humanos, colaboró con el Programa de Derechos Humanos del
Obispado de San Marcos cuando Monseñor Ramazzini, hoy cardenal, era obispo de
esta diócesis"
"Uno
de sus compromisos como delegado de derechos humanos fue la constitución del
Frente de Resistencia frente a los abusos de una empresa eléctrica. Fue
salvajemente torturado y asesinado por ello"
Previamente
había sido amenazado. En un da esas ocasiones, Víctor dijo a sus compañeros:
"Si yo muero, ustedes no callen, sigan en la lucha"
"El 24 de octubre de 2009, Víctor cayó tiroteado, dejando una mujer viuda, Elisa, y dos niños huérfanos. Tenía 42 años"
25.06.2021 Fernando Bermúdez López
Fue un destacado catequista y delegado de Pastoral Educativa en la parroquia de Malacatán, San Marcos (Guatemala). Casado y padre de dos niños. Carpintero de profesión. Tenía un don extraordinario de convocatoria. Organizaba jornadas de formación con los maestros y maestras de la región, logrando concentrar a centenares de docentes.
A
Víctor le animaba el ardiente deseo de que los educadores estén capacitados en
valores humanos para proyectarlos a sus alumnos y alumnas. Decía: “En los
maestros y maestras está el futuro de nuestro país. Ellos deben sembrar valores
en la niñez y juventud, resaltando el respeto a la vida, el sentido de la
justicia, la responsabilidad, la honradez, el servicio y la solidaridad”.
Deseoso
de capacitarse teológicamente, se inscribió en los cursos del Diplomado en
teología de la universidad Landívar, en la extensión de San Marcos en el plan
de fin de semana.
Consciente de que los derechos humanos son derechos divinos, porque todo lo que se hace al servicio de la gente más vulnerable se hace con Jesucristo, colaboró con el Programa de Derechos Humanos del Obispado de San Marcos cuando Monseñor Ramazzini, hoy cardenal, era obispo de esta diócesis.
Uno de sus compromisos como delegado de derechos humanos fue la constitución del Frente de Resistencia frente a los abusos de una empresa eléctrica, perteneciente a la transnacional española Unión FENOSA. Buscaba con ello asesorar a los campesinos más pobres de las aldeas en sus problemas con la empresa eléctrica.
Denunció lo cobros exagerados por el servicio de energía eléctrica en varios municipios del departamento de San Marcos. En sus reuniones con los catequistas y conversaciones citaba con frecuencia el texto de Mateo 25,31-46. “El Cuerpo de Cristo –comentaba-, no solo está en la Eucaristía sino también en los cuerpos de nuestros hermanos y hermanas que sufren. Ahí quiere Jesús que le sirvamos”.
Como consecuencia de su coherencia evangélica se comprometió activamente en la defensa de los recursos naturales del departamento de San Marcos y emprendió una intensa actividad por la nacionalización de la energía y la expulsión de las empresas involucradas en el negocio energético.
En
mayo de 2009 fue víctima de amenazas y actos de amedrentamiento en represalia a
sus actividades en defensa de los derechos económicos y sociales de la
población campesina. Días después fue secuestrado. Lo torturaron salvajemente y
le dijeron que si no abandona el trabajo que hace, lo matarían. Lo dejan libre
y cuando se reunió con sus compañeros, les dice: “Si a Jesucristo lo
persiguieron, torturaron y mataron por ayudar a la gente pobre, yo voy a seguir
adelante. No me echo atrás”.
El
19 de julio de 2009, cuando Víctor se encontraba junto con otros compañeros y
compañeras del Frente de Resistencia programando las acciones ante los
problemas generados por la empresa eléctrica, se aproximaron cuatro hombres en
un vehículo, amenazándole: “Ya los conocemos a ustedes, indios asquerosos” y
empezaron a propinar golpes a los miembros del Frente. Uno de aquellos
desconocidos trató de disparar a Víctor sin acertar dar en el blanco. Cuando se
marcharon, dijo Víctor a sus compañeros: “Si yo muero, ustedes no callen, sigan
en la lucha”.
Tomado
de Religión Digital