El Señor es mi pastor/pastora
( salmo 22 )
Rafael Prieto
El Señor es mi pastor,
y es también mi pastora.
La pastora conduce
sabiamente;
el camino se hace corto,
porque entretiene con sus
canciones y leyendas.
Cuando hay que pasar por
senderos difíciles,
ella va delante, quitando los
miedos;
en los tramos peores
me toma en sus brazos,
haciéndome sentir todo su
cariño.
La pastora capta enseguida el
peligro
y defiende al rebaño con
inteligencia,
y si es preciso con la
fuerza,
como una madre delante de su
cría.
Distingue claramente las
hierbas venenosas,
anuncia los caminos de los
tiempos
y sintoniza con la
naturaleza.
Conoce a cada oveja por su
nombre,
la conoce por dentro,
y encuentra la palabra y el
tono para comunicarse.
¡Me conoce!
Sobresale, sobre todo, por su
amor.
Está hecha para dar vida.
Prepara la mesa abundante y
bonita,
con alimentos bien
condimentados,
con vinos escogidos,
con abundancia de flores y
perfumes,
y la música que embelesa.
Está hecha para dar la vida,
en la vigilancia y en el
desvelo,
en la preocupación
entrañable,
en la entrega cotidiana.
Ama especialmente a las
ovejas desvalidas
a las heridas y a las
enfermas.
Ella misma, de si misma,
a todas alimenta.
Yo sé que me ama,
que su misericordia me acompaña.
Sé que no me va a faltar
la luz de su mirada,
el zurrón de sus regalos,
el perfume de su ternura,
y viviré para siempre en su
palacio.
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