Bondad
Martin Irure
Ni
tú ni yo podemos blanquear
los
ensangrentados muros
de
la tierra,
limpiar
el mar de minas
o
cambiar la conciencia
del
terrorista.
Si
está nuestro alcance,
sin
embargo,
oxigenar
de bondad
el
amable rincón de nuestra casa,
cubrir
de comprensión
la
leve intemperancia del abuelo,
encajar
con paciencia
el
enfado a destiempo,
la
infantil travesura,
la
manía senil o la amistad
cargante.
Si
instauras la paz
en
tu pequeño mundo,
has
hecho por la paz
cuanto
es posible.
Palabras para el silencio