El cuento de WILLY
Historia de un niño algo especial que de mayor lo siguió siendo… a su manera
Martín Valmaseda
Dibujos: Karla y Andrea Aguilar
CAPÍTULO 35
Como
dijimos en el capítulo
anterior se formó una red guatemalteca tejida por
gente indígena, ladina y hasta
extranjera porque el P. Eulogio era
belga. Entre todos
había estudiantes, y trabajadores
del campo o de la industria, su religión era de muchos católica, algunos cristianos
evangélicos otros de la costumbre maya. No había personas
ricas, pero con más seguridad económica
en los estudiantes y pobres sobre
todo en las aldeas, algunos muy
apurados… Pero todos con un
fuerte sentimiento solidario atentos a cuando alguien
necesitaba ayuda. Por eso se
empezaron a llamar los
TODOS-UNO, pero no era un
grupo que se
quedaban mirándose unos a
otros, sino atentos al mundo en que vivían en la capital, en las colonias humildes, en las tierras de Verapaz
y en los problemas que les
angustiaban.
Llegó la noticia de que la empresa minera del zinc iba a empezar a socavar el terreno y aquel lunes al comienzo de la cuesta de la aldea un grupo de unas 200 personas formado por campesinos de esa comunidad y pueblos cercanos, con ellos estudiantes de la San Carlos, con algunos profesores solidarios, informadores de radio Gerardi, Tezulutlan y radio “libros a la calle”, religiosos compañeros de los padres Juan el de Santa Marta y Eulogio el de Cobán (a los que allí nadie llamaba padres) : también religiosas de la asociación que las unía (Confregua) … Todos estaban así como un bloque, bloqueando el camino por donde aparecieron los camiones, algunos cargados como bulldozers, otros con obreros y… lo que seguramente estarán esperando ustedes, tres carros de policías con escudos y armamento antidisturbios. Naturalmente los orejas de la empresa que se movieron como gusanos ya habían informado al gobierno de lo que se estaba organizando en las colinas verapacenses.
El
capitán de policía se acercó al grupo:
“¡Disuélvanse!” Gritó.
La
gente se mantuvo en
silencio, sólo levantaron unos afiches y mantas: //ESTA TIERRA ES NUESTRA,// NO COMEMOS METAL,// USTEDES COMEN MAÍZ
El
oficial volvió a preguntar: “¿Quién ha
organizado esto?”.
Se rompió
un poco el silencio
cuando sonaron unas voces de gente
no visible en las filas delanteras. Sólo decían: ¡¡Todos!! ¡¡somos nosotros los que
vivimos aquí!!.
En ese momento salió de entre
la gente un hombre
que no tenía aspecto de campesino ,
con unos documentos en la mano.
“Perdone agente,
soy el licenciado Ruiz y
actúo por parte de los vecinos. Usted
sabe que las leyes de
Guatemala dicen que en situaciones como
esta se pide la consulta al
pueblo y esa no sea hecho aquí
de ningún modo. Les ruego
que se
retiren y sigan los
trámites para un caso como estos
en que
se juega el porvenir, la vivienda y el alimento de todas estas personas.”
Esa
fue la ventaja de que se
uniera con los
campesinos la universidad
con sus expertos en leyes
y otras personas de la
capital. El jefe de policía, que parecía dialogante,
llamó a alguien que debía de ser responsable de aquella invasión.
Poco después los
obreros se retiraron dejando las excavadoras como signo de que
aquello no terminaba ahí.
Se fueron policía y trabajadores,
dejando un retén de vigilancia.
También los
defensores de su tierra subieron
a sus casas, pero quedaron
algunos responsables de
que nadie , hombres ni máquinas subieran
por aquella cuesta
arriba, a donde estaba su
vida.
Los estudiantes, algunos se fueron
a sus casas y otros
quedaron platicando con campesinos
que les habían invitado a
comer su típico caldo con pata de pollo.
Al final
solo quedaron en aquel sitio conflictivo dos personas llamadas Telma y Willy .
En
el silencio del
bosque se oyó la voz
de Telma decir: “¿recuerdas Willy
que cerca de aquí, un poco más abajo fue donde me
dijiste que…”
“Si,- respondió Willy,- y tú
me dijiste que sólo seríamos amigos fuertes…
- Pues en este momento no sé por que se me ocurre que con lo
que hemos vivido y luchado
podríamos ser amigos
un poco o mucho más fuertes “
- Willy
se quedó pálido, luego
colorado luego pálido otra vez y al fin
dijo:” bueno , si te empeñas…”
- Telma se echó a reír, porque sabía cómo reaccionaba el muchacho en estos casos y se puso a cantar mientras le abrazaba… y también Willy la seguía en la canción y el abrazo: ¡¡¡cambia todo cambiaaaa!!!