“La
fe se verifica en el compromiso con los más débiles y empobrecidos”
Sor
Lucía Caram: "El Papa Francisco no me dio ninguna esperanza de que vendrá
a España"
“¿Quién
es pobre? Todos somos ricos, todos tenemos dignidad y todos somos iguales. Lo
que pasa es que desde un punto de vista socioeconómico a mucha gente se le ha
ido privando de determinados derechos y se han empobrecido, pero posiblemente
en su interior tienen un gran tesoro"
“Hay
personas que afirman que serían creyentes si toda la Iglesia fuese como
nosotros, pero en el fondo la cuestión es otra. El papa Francisco genera mucha
simpatía y adhesión y no por ello hay más práctica religiosa. Lo que la gente
entiende es el lenguaje del compromiso"
"Una visita del Papa a Manresa en 2022 sería importante, más que por el Año Ignaciano, por lo que supondría en términos de apoyo a Juan José Omella, que está bastante solo al frente de la Conferencia Episcopal"
03.08.2021
Jordi Pacheco
“¿Qué
hacemos con lo que tenemos en la puerta del convento?”, se preguntaban durante
las plegarias vespertinas las monjas dominicas del Monasterio de Santa Clara,
en Manresa. Corría el año 2008 y los estragos de la crisis financiera global
habían empezado a hacerse palpables en amplios sectores de la población.
“Cuando abríamos la puerta del convento a las 6 de la mañana, veíamos gente que
había pasado allí la noche en el coche. Al acabar la misa, sobre las 8:30, se
acercaban a pedirnos alguna cosa”, rememora Sor Lucía Caram (Tucuman,
Argentina, 1966), que llegó al monasterio en 1994.
De
aquella primera experiencia, y con el impulso de la Plataforma Ciutadana de
Solidaritat, surgió, poco después, la Fundación del Convent de Santa Clara, que
se define como “un paraguas jurídico, organizativo y humano” que ofrece
"respuestas integrales a corto y largo plazo" a las personas
rezagadas del sistema. La entidad atendió en 2020 a más de 2.000 familias.
Presidenta
de la fundación, Sor Lucía es uno de esos personajes de la Iglesia católica
que, como Pere Casaldàliga, Viqui Molins o el padre Ángel, cambian para bien la
percepción social de la institución. Todos ellos viven volcados en el servicio
a los más desfavorecidos. “Hay un mensaje clarísimo del Evangelio cuando Jesús
habla de restaurar el Reino; lo que quiere es un nuevo orden social, que todos
sus hijos vivan con dignidad. Yo me lo creo, y la percepción que tengo es que
el papa Francisco también se lo cree. Los preferidos del Evangelio son los más
empobrecidos, los más débiles y vulnerables; por tanto, la fe se verifica en el
compromiso con ellos. Una Iglesia que no es servidora pierde la credibilidad”,
asegura Caram en una conversación que tiene lugar en los bajos de la Residència
Rosa Oriol, uno de los proyectos de la fundación. El edificio sirve como
residencia temporal para personas en situación de exclusión social.
“Hay
personas que afirman que serían creyentes si toda la Iglesia fuese como
nosotros, pero en el fondo la cuestión es otra. El papa Francisco genera mucha
simpatía y adhesión y no por ello hay más práctica religiosa. Lo que la gente
entiende es el lenguaje del compromiso, y que la práctica religiosa no es una
práctica ritual sino una práctica de servicio. La mejor liturgia que hay es
poder servir a las personas”, añade.
Pobres
o empobrecidos
Como
escribió José I. González Faus, son una minoría los casos en que los pobres
deben su condición a la pereza o falta de aptitudes para desenvolverse en la
sociedad. “Los pobres son obra del ser humano. Son, por tanto, en su inmensa
mayoría, empobrecidos, oprimidos”, advertía el jesuita. El desmesurado afán de
riqueza lleva a unos pocos a acaparar bienes que son, o habrían de ser,
comunes. Por eso Sor Lucía prefiere hablar de personas empobrecidas en lugar de
pobres. “Cuando compartes, no se multiplican los bienes, simplemente se divide
lo que es de todos”.
“¿Quién
es pobre? Todos somos ricos, todos tenemos dignidad y todos somos iguales. Lo
que pasa es que desde un punto de vista socioeconómico a mucha gente se le ha
ido privando de determinados derechos y se han empobrecido, pero posiblemente
en su interior tienen un gran tesoro. No me gustan las etiquetas de ‘pobres’,
‘vulnerables’. Me gustaría que la gente viera personas entre estas colas que se
forman en nuestra Plataforma de Alimentos”, enfatiza sor Lucía. “Hace poco
—agrega— vinieron dos periodistas manresanas y una de ellas, la fotógrafa, se apartó
a echarse a llorar ante la cantidad de vecinos de Manresa que reconoció en la
cola”.
Tomado de Religión Digital