SON AMIGOS, NO ADVERSARIOS
En aquel tiempo dijo Juan a Jesús:
Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros.
Jesús respondió:
No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro. El que os dé a beber un vaso de agua porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa. Al que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te hace caer, córtatela; más te vale entrar manco en la vida que ir con las dos manos al abismo, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida que ser echado con los dos pies al abismo. Y si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios que ser echado al abismo con los dos ojos, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga (Marcos 9,38-43.45.47-48).
SON AMIGOS, NO ADVERSARIOS
A pesar de los esfuerzos de Jesús, los discípulos no terminan de entender el Espíritu que lo anima, su amor grande a los más necesitados y la orientación profunda de su vida.
Le exponen a Jesús su reacción: <<Se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros>>.
Aquel extraño no debe seguir curando porque no es de los nuestros>>. No les preocupa la salud de la gente, sino su prestigio de grupo.
Jesús reprueba la actitud de sus discípulos y se coloca en una lógica radicalmente diferente. Él ve las cosas de otra manera. Lo primero y más importante no es el crecimiento de su pequeño grupo, sino que la salvación de Dios llegue a todo ser humano.
Jesús rechaza la postura sectaria y excluyente de sus discípulos, que solo piensan en su prestigio y crecimiento, y adopta una actitud abierta e inclusiva donde lo primero es liberar al ser humano de aquello que lo esclaviza y destruye. Este es el Espíritu que ha de animar siempre a sus verdaderos seguidores.
Fuera de la Iglesia católica hay en el mundo un número incontable de hombres y mujeres que hacen el bien y viven trabajando por una humanidad más digna, más justa y más liberada.
En ellos está vivo el Espíritu de Jesús. Hemos de sentirlos como amigos y aliados, no como adversarios. No están contra nosotros, pues están a favor del ser humano, como estaba Jesús.
SON DE LOS NUESTROS
Los Doce tratan de impedir la actividad de un hombre que <<expulsa demonios>>, es decir, alguien dedicado a liberar a las personas del mal que las esclaviza, devolviéndoles su libertad y dignidad. Es un hombre preocupado por hacer el bien a la gente. Incluso actúa <<en nombre de Jesús>>. Pero los Doce observan algo que, a su juicio, es muy grave: <<No es de los nuestros>>.
Quién desarrolla una actividad humanizadora está ya, de alguna manera, vinculado a Jesús y a su proyecto de salvación.
La crisis que sufre hoy la Iglesia es una oportunidad para que los seguidores de Jesús recordemos que nuestra primera tarea no es organizar y desarrollar con éxito nuestra propia religión, sino ser fermento de una humanidad nueva.
Él nos invita más bien a alegrarnos de lo que gentes e instituciones ajenas a la Iglesia pueden estar haciendo por un desarrollo más humano de la vida.
LUCHAMOS POR LA MISMA CAUSA
Casi inconscientemente tendemos a pensar que somos nosotros los únicos portadores de la verdad, y que el Espíritu de Dios solo actúa a través de nosotros.
Una falsa interpretación del mensaje de Jesús nos ha conducido a veces a identificar el reino de Dios con la Iglesia.
Y sin embargo no es así. El reino de Dios se extiende más allá de la institución eclesial. No crece solo entre los cristianos, sino entre todos aquellos hombres y mujeres de buena voluntad que hacen crecer en el mundo la fraternidad.
Todo hombre, grupo o partido capaz de <<echar demonios >> de nuestra sociedad y de colaborar en la construcción de un mundo mejor está, de alguna manera, abriendo camino al reino de Dios.
Es fácil que también nosotros, como a los discípulos, nos parezca que no son de los nuestros, porque no entran en nuestras iglesias ni asisten a nuestros cultos. Sin embargo, según Jesús, <<el que no está contra nosotros está a favor nuestro>>.
Los cristianos hemos de valorar con gozo todos los logros humanos, grandes o pequeños, y todos los triunfos de la justicia que se alcanzan en el campo político, económico o social, por modestos que nos puedan parecer.
Los políticos que luchan por una sociedad más justa, los periodistas que se arriesgan por defender la verdad y la libertad, los obreros que logran una mayor solidaridad, los educadores que se desviven por educar para la responsabilidad, aunque no parezcan ser siempre de los nuestros, <<están a favor nuestro>> pues están trabajando por un mundo más humano.
FIDELIDAD A JESÚS Y PLURALISMO
Poco a poco se va tomando conciencia de que uno de los hechos más importantes y de consecuencias más profundas de la época moderna es sin duda el pluralismo. La cultura moderna, el desarrollo de los medios de comunicación y la movilidad de las gentes hacen que cualquier persona entre hoy en contacto con otras culturas, religiones o ideologías muy diferentes a las suyas.
Las personas reaccionan de diversas maneras ante esta realidad. Bastantes caen en un relativismo generalizado; han descubierto que su religión o su moral no es la única posible, y poco a poco, se ha ido abriendo en ellas el resquicio de la duda:
<<¿Dónde estará la verdad?>>. Pero hay también quienes se abandonan a un relativismo total: <<Nada se puede saber con certeza>>, <<todo da igual>>, <<¿para qué complicarse más ?>>.
No es fácil vivir hoy con honestidad las propias convicciones en medio de una sociedad que parece tolerarlo todo, pero en la que, al mismo tiempo, los fanatismos vuelven a cobrar tanta fuerza.
Los cristianos habremos de aprender a vivir nuestra propia fe sin disolverla ligeramente en falsos relativismos y sin encerrarnos ciegamente en fanatismos que poco tienen que ver con el espíritu de Jesús.
El mensaje de Jesús es claro: el que hace el bien, aunque no sea de los nuestros, está a favor nuestro.
UN LENGUAJE DURO
Para Jesús, lo primero dentro del grupo de sus seguidores es olvidarse de los propios intereses y ponerse a servir, colaborando juntos en su proyecto de hacer un mundo más humano. A veces, en vez de ayudar a otros creyentes les podemos hacer daño.
Es lo que preocupa a Jesús. Que entre los suyos haya quien <<escandalice a uno de esos pequeños que no creen>>.
El lenguaje de Jesús es metafórico. La <<mano>>es símbolo de la actividad y el trabajo. Jesús emplea sus manos para bendecir, curar y tocar a los excluidos. Es malo usarlas para herir, golpear, someter o humillar. <<Si tu mano te hace caer,<<córtatela>>.
También los <<pies>> pueden hacer daño si nos llevan por caminos contrarios a la entrega y el servicio. <<Si tu pie te hace caer, córtatelo>> y abandona caminos errados que no ayudan a nadie a seguir a Jesús.
Los <<ojos>> representan los deseos y aspiraciones de la persona. Si no miramos a las personas con el amor y la ternura con que las miraba Jesús, terminaremos pensando solo en nuestro propio interés.
Por muy dolorosas que sean, si los cristianos no hacen opciones que aseguren la fidelidad a Jesús, su proyecto no se abrirá camino en el mundo.
José Antonio Pagola