PALABRAS A VOLEO
Martín Valmaseda
Cuando vean la palabra que hoy les ofrecemos para meditar van a soltar un ¡hala! ¿y eso que es? y no tendremos más remedio que soltarle la clásica etimología, esta vez absolutamente griega porque se trata de la palabra
KENOSIS
-¡hala!
Ya se lo avisé ; pero nos vamos al diccionario etimológico: La kénosis (del griegoκένωσις: «vaciamiento») es para los creyentes el vaciamiento de la propia voluntad para llegar a ser completamente receptivo a la voluntad de Dios.
La palabra ἐκένωσεν (ekénōsen) es usada en la Biblia en Filipenses 2,6-7, , referida a Jesús “Quien siendo en forma de Dios, no consideró ello como algo a que aferrarse; sino que vaciándose (ekénosen) a sí mismo, tomó forma de siervo, siendo hecho en semejanza de hombre y hallado como uno de ellos...”, usando el verbo κενόω (kenóō) "vaciar", en la espiritualidad cristiana, se asocia con los términos «anonadamiento», «vaciamiento», «despojamiento», «desapego» o «desasimiento» del alma. Hablando en lenguaje más de barrio podemos decir,: hecho una pena, una calamidad, una piltrafa humana.
Pues ahora nos sacamos del bolsillo un artículo “a voleo” pasado en el que se hablaba de uno de los sistemas para dejar a los seres humanos hecho una piltrafa… Tal vez alguien lo recuerde Hablábamos de la CRUZ.
La cruz signo de victoria(¡?), como dicen que la proclamó el emperador Constantino y hoy la proclaman así cuando se impone un gran cruz de mérito militar, o se hace cruces de oro y plata, con diamantes… ¿ qué tiene eso que ver con la cruz señal y realidad de kénosis de persona clavada y destrozada, vaciada en su dignidad, como Espartaco y los esclavos rebeldes clavados en la cruz y tantos crucificados en el imperio romano.
Mas que este Jesús crucificado de Velázquez que casi parece dormido; el cuadro de Prieto Coussent nos habla más de humillación, de kénosis y nos enfrenta con las cruces de lujo (¿lujo?) que muchos, muchas, llevan colgadas del cuello o como pendientes.
Y recordamos lo que nos dice San Pablo en su carta los filipenses:
“”Haya,
pues, en ustedes esta actitud (esta manera de pensar)
que hubo también en Cristo Jesús, el cual, aunque existía
en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como
algo a qué aferrarse, sino que Se despojó a sí mismo (la
kénosis) tomando forma de siervo, haciéndose semejante
a los hombres. Y hallándose en forma de hombre,
se humilló El mismo, haciéndose obediente hasta la
muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también Lo exaltó
hasta lo sumo, y Le confirió el nombre que es sobre todo
nombre, para que al nombre de Jesús se doble toda rodilla
de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de
la tierra.
Y vuelvan a pensar en tantas cruces “signo de victoria” que hemos esparcido por el mundo. ¿No se nos cae la cara de vergüenza?