PALABRAS A VOLEO
Martín Valmaseda
La palabra que esta vez echamos a volar sobre sus reflexivas cabezas, es
una expresión mecánica que tiene mucho que ver con nuestro
mecanismo psicológico y social y
con la situación que se está
dando hoy en el mundo.
Es una expresión de rabiosa actualidad; y nunca mejor dicho este
adjetivo. En cuanto se lo diga lo
comprenderán, porque vamos a hablar de:
MARCHA ATRÁS
No hace falta ni
investigar en el origen
etimológico de este
nombre con su adjetivo. Todos, incluso quienes no tienen
carnet de conducir , saben
lo que significa… lo que no
saben muchos es el
hasta donde… ¿hasta dónde qué?
Podemos empezar recordando a Enrique Jardier Poncela, dramaturgo que los expertos en teatro español conocerán muy bien. Este exitoso autor escribió una comedia: “CUATRO CORAZONES CON FRENO Y MARCHA ATRÁS”. Ya pueden imaginar que no es una comedia mecánica automotriz sino sobre funcionamiento de los sentimientos, emociones de personajes y “personajas”. Se plantea en ella cuando los afectos de los protagonistas se paran, se detienen y dan marcha atrás… y hasta dónde seguir con esa marcha, que es el problema.
Quien conduce sabe cómo usar la marcha atrás para salir del estacionamiento
entre dos carros (en lenguaje latinoamericano) donde le costó trabajo meterse, pero
ahora salir… ¡uff! . Pero ¿qué
pensarían ustedes de un piloto que una vez salido del atolladero siguiera
por la
carretera… o por la autopista, ¡marcha
atrás!. ¿Qué pensarían eh?
Pues ahora dejamos los automóviles y nos pasamos a temas
socio-religiosos. Allí puede que encontremos
conductores expertos en manejar marcha atrás
con gran habilidad, tanto que parece que
van hacia adelante,
pero no, van reculando. Fíjense: No es que el templo está
vacío. Es que el público no está
delante, está “reculado”, como su nombre indica. Y si tuviéramos sonido oiríamos también palabras reculadas
en una lengua muerta.
Pero como les digo, aunque esa foto es simbólica hay
muchas otras situaciones de movimientos
sociales, no solo de iglesia
que reflejan esa marcha
atrás.
En vez de marcha atrás
los suelen llamar “en
mis tiempos”. Cuando alguien habla
de “sus
tiempos” suele ser naturalmente situaciones de la vida pasada de quien no acepta
cambios que se van dando
en el presente. Y no son solo viejos
quien dice eso. A veces son jóvenes con corazón “con freno y marcha atrás” que
viven mirando los adelantos de sus papás
y no acepta ni comprende los cambios que se dan de cultura, sociología,
antropología, teología … Mis
tiempos son los de sus papás, por lo
general gente bien situada económicamente que no quiere vivir perdiendo privilegios.
Por eso volvemos para frenar la marcha atrás y el “en mis tiempos” a uno párrafos que leemos en Religión
digital:
¡Apresúrese, papa Francisco!
"Sí, apresúrese y lleve a cabo cuanto antes la reforma que precisa la Iglesia para parecerse a la idea que Jesús tuviera de ella que esta otra que padecemos con formulaciones hasta para-dogmáticas en muchos casos"
"Usted,
papa Francisco, les resulta incómodo -incomodísimo- a no pocos “católicos,
apostólicos y romanos”, y más a los pertenecientes del 'Alto y bajo'
clero"
"Quienes,
jóvenes y mayores, siguen el ritmo eclesial de acuerdo con las doctrinas y
comportamientos pontificios a pobres y desamparados, ni quieren ni pueden saber
nada de lo que es hoy la Iglesia-institución"
AntonioAradillas, Religión Digital
Así que mucho cuidado con la marcha atrás. O, dicho de otro modo. La marcha atrás más avanzada fue la de Jesús
de Nazaret. Esa es la que no quieren
(¿queremos?) seguir muchos que hoy se llaman cristianos, pero se asustan y no
hacen más que… “recular”