Palabras a voleo
Martín Valmaseda
La palabra que hoy echamos a voleo, no sólo la echamos a voleo, la lanzamos lo más alto posible y al mismo tiempo lo más bajo que podemos. Creí que alguna vez ya hablamos de ella pero nos hace falta volver a reflexionar sobre ESA EXPRESIÓN porque es una palabra que usa, y también abusan principalmente las personas religiosas. Ya de pequeños las personas mayores nos hablaban mucho de ella como a un sitio al que no debíamos dejar de ir, En concreto les vamos a hablar del
CIELO
Ya saben. Cuando se muera nuestro abuelito, nos decían que se había ido al cielo, cuando aprendimos el padre nuestro que estás en el cielo, Cuando había tormenta a mi me decían al sonar los truenos que los angelitos estaban en el cielo jugando a los bolos… el cielo era un elemento fundamental de nuestro catecismo.
Pues ahora parece que no. Que cuando el primer cosmonauta ruso subió por ahí arriba, dijo que allí no había visto a Dios. Cuando con curiosidad por los vuelos espaciales vemos un cielo plagado de estrellas y galaxias y de restos de basura interestelar, de rocas que a veces caen a la tierra…
Y nos damos cuenta de que al cielo ya es mejor llamarlo UNIVERSO y que encierra todo lo que existe lo que empezó no con seis días como dice el Génesis, sino con una explosión que hay que decir en inglés : big bang.
Y que podemos seguir hablando de cielo, claro que sí, pero no como hablaban los sabios novatos que querían quemar a Galileo porque empezaba a hablar del cielo de otra manera… Mira que si hoy hubieran visto los telescopios de los montes, y el Hubble que flota por el espacio junto a otros…
¿Podemos decir “padre nuestro que estás en el cielo”? Pues sí podemos, pero sin señalar con el
dedo hacia arriba sino señalando
en todas direcciones: arriba, abajo, a derecha, izquierda… y a nosotros mismo a nuestro
corazón donde también está el
cielo, y a esta tierra que estamos convirtiendo en basura.
TODO es el cielo. Como decimos en nuestro blog TODO SOMOS UNO
No me siento con fuerza para explicarlo mejor y prefiero que pongamos en la pantalla las palabras de José Antonio Pagola.
Verán
CREER EN EL CIELO - José Antonio
Pagola
Mt 5, 1-12
En
esta fiesta cristiana de «Todos los
Santos», quiero decir cómo entiendo y trato de vivir algunos rasgos de mi
fe en la vida eterna. Quienes conocen y siguen a Jesucristo me entenderán.
Creer
en el cielo es para mí resistirme a aceptar que la vida de todos y de cada uno
de nosotros es solo un pequeño paréntesis entre dos inmensos vacíos. Apoyándome
en Jesús, intuyo, presiento, deseo y creo que Dios está conduciendo hacia su
verdadera plenitud el deseo de vida, de justicia y de paz que se encierra en la
creación y en el corazón da la humanidad.
Creer
en el cielo es para mí rebelarme con todas mis fuerzas a que esa inmensa
mayoría de hombres, mujeres y niños, que solo han conocido en esta vida
miseria, hambre, humillación y sufrimientos, quede enterrada para siempre en el
olvido. Confiando en Jesús, creo en una vida donde ya no habrá pobreza ni
dolor, nadie estará triste, nadie tendrá que llorar. Por fin podré ver a los
que vienen en las pateras llegar a su verdadera patria.
Creer
en el cielo es para mí acercarme con esperanza a tantas personas sin salud,
enfermos crónicos, minusválidos físicos y psíquicos, personas hundidas en la
depresión y la angustia, cansadas de vivir y de luchar. Siguiendo a Jesús, creo
que un día conocerán lo que es vivir con paz y salud total. Escucharán las
palabras del Padre: Entra para siempre en el gozo de tu Señor.
No
me resigno a que Dios sea para siempre un «Dios oculto», del que no podamos
conocer jamás su mirada, su ternura y sus abrazos. No me puedo hacer a la idea
de no encontrarme nunca con Jesús. No me resigno a que tantos esfuerzos por un
mundo más humano y dichoso se pierdan en el vacío. Quiero que un día los
últimos sean los primeros y que las prostitutas nos precedan. Quiero conocer a
los verdaderos santos de todas las religiones y todos los ateísmos, los que
vivieron amando en el anonimato y sin esperar nada.
Un día podremos escuchar estas increíbles palabras que el Apocalipsis pone en boca de Dios: «Al que tenga sed, yo le daré a beber gratis de la fuente de la vida». ¡Gratis! Sin merecerlo. Así saciará Dios la sed de vida que hay en nosotros.
José Antonio Pagola