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18 de noviembre de 2021

Compartir genera fraternidad

 

"La pobreza no es fruto de la fatalidad, sino consecuencia del egoísmo": Erradicarla es posible



Josep Miquel Bausset, Jornada Mundial de los Pobres


El domingo, 14 de noviembre, el papa nos convocó a celebrar la Jornada Mundial de los Pobres, con el lema: “Siempre tendréis pobres con vosotros (Mc 14:7)”. Estas palabras de Jesús las hemos de situar en el contexto de la comida en casa de Simón el leproso en Betania.


Jesús, ante la sorpresa de los comensales, fue ungido por una mujer anónima, que derramó sobre la cabeza del maestro perfume de nardo autentico. Ante este hecho inaudito, como nos dice el papa, hubo una primera reacción de los discípulos, que considerando el valor del perfume, pensaron, hipócritamente, que habría sido mejor venderlo y dar lo que se obtuviese a los pobres. La otra reacción fue la de Jesús, que dijo en relación a la acción aquella mujer: “Ha hecho una obra buena conmigo”. Y es que ungiendo a Jesús, aquella mujer anónima, “destinada a representar a todo el universo femenino que a lo largo de los siglos no tendrá voz y sufre violencia, inauguró la significativa presencia de las mujeres” a la cruz de Jesús, en su sepulcro y en la resurrección.



 Como dice el papa en su mensaje con motivo de esta jornada, “las mujeres, a menudo discriminadas y al margen de los lugares de responsabilidad, en el Evangelio son protagonistas en la historia de la revelación”.

El papa nos dice que “el rostro de Dios, que” Jesús “revela, es el de un Padre para los pobres, al lado de los pobres”. Por eso el papa nos recuerda, como nos hace ver Jesús en el Evangelio, que “la pobreza no es fruto de la fatalidad” y que a él lo reconocemos “en la vida de los pobres, en su sufrimiento e indigencia, en las condiciones, a veces, infrahumanas, en las que están obligadas a vivir”. El papa insiste a hacernos ver que “los pobres nos evangelizan, porque nos permiten redescubrir los rasgos más genuinos del rostro del Padre” y por eso “estamos llamados a descubrir a Cristo en ellos”.

Como nos dice el papa, “Jesús no está solo de parte de los pobres, sino que comparte con ellos su misma suerte”. Además, aunque a menudo lo olvidamos, “los pobres no son personas “externas” a la comunidad, sino hermanos y hermanas con los cuales hemos de compartir el sufrimiento, para aliviar su malestar y marginación y devolverles la dignidad perdida”. Lo que realmente es importante como discípulos de Jesús, es que nos demos cuenta un hecho muy evangélico: que “compartir genera fraternidad” y que no es lo mismo la limosna (que es ocasional) que compartir, que es una actitud perenne.

Los pobres excluidos por Europa

 El papa (que nos muestra como ejemplo de servicio a los pobres, al P. Damián de Veuster, apóstol de los leprosos en Molokai) nos llama a convertirnos, que es “abrir nuestro corazón para reconocer las múltiples expresiones de la pobreza” y a la vez, “manifestar el Reino de Dios mediante un estilo de vida coherente con la fe que profesamos”. Convertirnos, como nos dice el papa, “implica la opción de no acumular tesoros en la tierra”.

El papa nos recuerda también, que el Evangelio de Cristo nos anima a “estar especialmente atentos a los pobres”, y más aún ahora en medio de esta pandemia, “donde los pobres han aumentado desproporcionalmente”. El papa menciona “los comedores sociales para los pobres” y la necesidad, por medio de la “solidaridad social y la generosidad”, de “dar respuestas concretas a los parados”.

Un punto especialmente importante, que el papa pone sobre la mesa, es que “un estilo individualista”, como el de Occidente, “es cómplice en la generación de pobreza”, una pobreza “que no es fruto del destino”, como a veces defendemos, “sino consecuencia del egoísmo”.
Los pobres que hemos de rescatar de la pobreza

En su mensaje con motivo de la Jornada Mundial de los Pobres, el papa hace una llamada a los gobiernos e instituciones mundiales, para que afronten “con un modelo social previsor”, capaz de “responder a las nuevas formas de pobreza”.


El papa acaba su mensaje en la Jornada Mundial de los Pobres, invitándonos a aumentar nuestra “sensibilidad para comprender las necesidades de los pobres” y para acabar con la situación de precariedad, e incluso de miseria, que viven tantos hombres y mujeres de nuestro mundo.


Cabe recordar que desde que estalló la pandemia, en nuestro mundo han muerto más de 13,8 millones de personas a causa del hambre y sus consecuencias. Además, los efectos de la pandemia han ocasionado muchas desigualdades. Por eso diversos “organismos internacionales advierten que el 85% de la población mundial, vive con menos de 26 euros al día” (Flama, 15 de octubre de 2021).

 


Por eso es tan importante la reflexión y el trabajo para acabar con el flagelo de la pobreza, como la que tuvo lugar el 14 de octubre, donde el periodista de Levante-EMV Julio Monreal, moderó un encuentro en el Club Levante-EMV, con la participación, entre otros, de representantes de la Casa de Caridad de València, Save The Children y Unicef (Levante, 17 de octubre de 2021).


En este encuentro, celebrado para conmemorar el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, se afirmó que “la pobreza es una vulneración de derechos”, como “la alimentación, el techo, la educación y la sanidad”.


Los participantes del encuentro (como también ha dicho el papa diversas veces), afirmaron que “la pobreza no es una cosa natural; es una construcción social y por lo tanto se puede y se ha de erradicar”. Los datos de la pobreza son alarmantes, ya que “la Casa de Caridad de València, antes atendía a unas 600 personas en sus comedores y ahora ya son 1.200”. Por eso el papa Francisco, para acabar con la pobreza, ha defendido “un salario universal y la reducción de la jornada laboral, para así repartir el trabajo” (La Vanguardia, 17 de octubre de 2021).

 

Los pobres, los preferidos de Dios

Como ha dicho el papa Francisco en 2015 en la homilía de la misa en Santa Marta, “la pobreza está en el centro del Evangelio y sin ella no se comprende el mensaje de Jesús”. Por eso en esta Jornada Mundial de los Pobres, hemos de recordar la importancia que tiene para los cristianos, acoger a los más desvalidos y ayudarlos en sus necesidades, para que de esta manera puedan vivir con dignidad.

Como cambiaría el mundo si siguiéramos las palabras del papa, que en la catequesis del pasado 20 de octubre, dijo: “Somos libres en la medida que servimos a los demás, a los pobres” (Flama, 21 de octubre de 2021).

Josep Miquel Bausset

Religión Digital