COMUNICADO LXVI CÍRCULO DE SILENCIO DE CADIZ
10
de noviembre de 2021
Con nuestro silencio de hoy queremos
manifestar nuestra honda preocupación y
profundo dolor por la tragedia ocurrida el pasado 14 de octubre a
treinta millas de la costa de Barbate.
Se
trata de uno de los más graves dramas humanos de la inmigración ocurridos en
las costas del litoral gaditano que se ha cobrado la vida de más de veinte
migrantes que se dirigían a las costas de la provincia de Cádiz en una
patera.
Siguen
las muertes y sigue la "globalización de la indiferencia".
Año
tras año, desde la impotencia y la rebeldía interior, se nos sigue helando el
corazón con cada desaparición o rescate del cuerpo sin vida de una persona
migrante.
Sucede todos los años. Unas veces en esta orilla y otras en la de enfrente.
Los
cadáveres ya forman parte de este paisaje. A veces, nos toca enterrar a los
muertos con la mayor dignidad posible. Otras veces, el mar se los traga y sólo
el cielo y las estrellas acompañan a estos muertos. Y todos los que tienen algo
que ver en este asunto, miran para otro lado, porque la culpa de los fallecidos
en las dos orillas del Estrecho siempre la tienen los muertos.
Según los datos que hemos podido
conocer fueron tres supervivientes, diez cuerpos recuperados sin vida y quince
desaparecidos.
A través de este comunicado queremos
expresar nuestro cariño y solidaridad a las familias de todos estos migrantes,
al tiempo que denunciamos la muerte de todas estas personas inocentes y las
causas que las originan.
Demandamos a los Gobiernos de todos los
países implicados en estos graves sucesos que pongan en marcha las políticas y
los medios necesarios para evitar que se repitan estos dramas y tragedias.
Estas personas se ven obligadas a migrar de manera irregular porque viven
situaciones de violencia, pobreza, persecuciones, violaciones de derechos
humanos y otras situaciones desesperadas.
Nosotros
somos testigos cercanos del sufrimiento del paso del Estrecho y de las
centenares de muertes en este trozo de mar.
No
podemos permitir que ante este drama humanitario las políticas migratorias
sigan poniendo el acento en la defensa de nuestras fronteras y no en la defensa
de la vida.
Por
ello, es necesario que despertemos del letargo de nuestra comodidad y exijamos
a los gobiernos rutas seguras y legales para las personas que quieren buscar
una vida mejor.
Pedimos
soluciones y no nos van a convencer de que la solución pasa por un mayor
control de las fronteras, ni por firmas de acuerdos con terceros países para
cerrar rutas migratorias, ni por impedir
a los que se dedican a salvar vidas que sigan haciendo su trabajo, ni
por criminalizar a los menores migrantes.
Es
urgente que nuestros gobernantes tomen decisiones firmes para solucionar el
fenómeno de la migración irregular que tanto sufrimiento causa a las personas y a sus familias. Solamente si se
articula una política que promueva VÍAS SEGURAS y VÍAS LEGALES se van a frenar
las tragedias y las muertes en el mar.
Desde el silencio de hoy queremos hacer
llegar hasta la otra orilla nuestro dolor, nuestra solidaridad y afecto, al
tiempo que expresamos nuestro deseo de que este paso fronterizo en las aguas
que separan las dos orillas deje de ser espacio de dolor, sufrimiento, dramas y
muertes y se convierta en lugar de encuentro, amistad e intercambio entre los
pueblos de los dos continentes.
Amigos,
comienza nuestro TIEMPO DE SILENCIO.
MESA
DIOCESANA DE ATENCION Y ACOGIDA DE MIGRANTES Y REFUGIADOS
DE
CÁDIZ Y CEUTA.