COMUNICADO
LXVII CÍRCULO DE SILENCIO DE
15
de diciembre de 2021
“Por
el derecho de las personas migrantes a vivir en un lugar digno”
El
Círculo de Silencio de hoy tiene muchas connotaciones especiales y está cargado
de fuertes sentimientos.
En primer lugar, queremos tener presente como muestra de reconocimiento y cariño al Padre Gabriel que nos dejaba el pasado 13 de noviembre. Gabriel fue desde el año 1994 director del Secretariado diocesano de Migraciones de nuestra diócesis, cargo que desempeñó con entrega, volcado en defender los derechos de los migrantes y trabajando sin descanso por su integración en nuestra sociedad.
Por
otro lado, el próximo sábado 18 se celebra el
Día Internacional del Migrante, proclamado por la ONU en el año 2001. Con
tal motivo, hoy queremos recordar que el derecho a migrar es uno de los
contemplados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Esta
Declaración Universal no habla de impedir las migraciones, sino de posibilitar
las condiciones para que nadie se vea forzado u obligado a salir de su tierra.
Aún
así, la actual situación económica, europea y mundial y las condiciones de
guerra y ausencia de derechos en tantas zonas de nuestro planeta, reclaman y
hacen urgente la necesidad de la cooperación internacional para hacer frente de
manera integral a los desafíos de la migración con pleno respeto a los derechos
humanos. Estamos viendo cómo en los últimos años la vulnerabilidad de las
personas migrantes lejos de reducirse ha ido creciendo y multiplicándose.
Desde
hace años, el Mediterráneo está siendo escenario de tragedias por las
tentativas para llegar a Europa de personas provenientes de África, Oriente
medio y Asia. Según datos de la OIM (Organización Internacional para las
Migraciones) unas 1.917 personas habrían
perdido la vida en este año 2021 en el Mediterráneo. Personas que sólo
aspiraban a mejorar sus condiciones de vida o que, directamente, huían de la
muerte.
Independientemente
de cuáles sean los motivos en estas migraciones, es una tragedia retransmitida
diariamente que, más allá de remover conciencias, exige la adopción de medidas
que eviten las muertes y las causas que originan las migraciones forzosas. Es
cada vez más necesaria la ejecución de políticas racionales de gestión de
fronteras y el rechazo al trato de las personas migrantes como delincuentes; a
la concentración de los refugiados en campos en los que escasean condiciones
mínimas de respeto a sus derechos; a la proliferación de vallas, alambradas,
concertinas; y a las ‘devoluciones en caliente’. Es vergonzoso tener que
recordar a los Estados que deben respetar el ordenamiento jurídico y el derecho
internacional.
Ya
es hora de que los dirigentes de todos los países reconozcan la movilidad
humana como uno de los mayores retos de
nuestro tiempo y estén dispuestos a sumar sinergias para ofrecer respuestas
positivas tanto para los migrantes como para los países de origen, de tránsito
y de destino.
Traemos hoy a nuestro círculo de silencio de manera
especial a los miles de hombres, mujeres y niños que se encuentran atrapados en la frontera entre Bielorrusia y Polonia y
que están sufriendo hambre, frío y muerte.
Reclamamos
que se encuentre una pronta solución a esta situación y que, mientras tanto, se
pongan en marcha los recursos y medidas necesarias para poder dar una acogida digna a estas personas. Que no
tengan que seguir pasando hambre y frío, que su techo no sea el cielo en este
frío invierno.
Ante
la situación dramática y las condiciones inhumanas en las que están viviendo
estas personas, las palabras ya no nos sirven, están tan manoseadas, hemos
dicho tantas veces lo mismo, que pareciera que ya no expresan lo que queremos
decir y denunciar.
Sólo
nos queda el grito rebelde y contenido
del SILENCIO para denunciar todo lo que está ocurriendo.
Hoy
con nuestro silencio simbolizamos el grito de los inmigrantes y refugiados que
sufren en el mar, en los campos de refugiados, en los desiertos y en las
fronteras.
Aprovechando
la cercana celebración del Día Internacional del Migrante y del Nacimiento de
Jesús, queremos reclamar desde nuestro Círculo de silencio el DERECHO de los
migrantes y refugiados a ser acogidos y a vivir en un lugar digno y no en
“pesebres”.
Ahora
que se aproximan las fiestas navideñas, días en los que estaremos ocupados con
preparativos, comidas, regalos, etc. sirva también este acto simbólico de hoy
para recordarnos que en esos días miles de personas seguirán huyendo de
conflictos, torturas y penurias. Que cientos de personas se jugarán la vida en
las fronteras creadas por el hombre en busca de una oportunidad que le fue
negada injustamente.
Que
las luces y la alegría de estas fiestas no apaguen la voz de los que sufren.
Que el Amor y la Justicia que pronto se hará hombre, sea repartido a todos los
hombres y mujeres del mundo.
Amigos,
comienza nuestro TIEMPO DE SILENCIO.
MESA DIOCESANA DE ATENCIÓN Y ACOGIDA DE MIGRANTES Y REFUGIADOS DE CÁDIZ Y CEUTA.
Colaboración
de Juan de la Cruz