Señor,
Dios nuestro, restáuranos (salmo 79)
Señor,
Pastor, Señor,
Señor,
Dios nuestro, Rey.
Pastor
de Israel, el pueblo escogido,
pastor
de la Iglesia redimida,
pastor
de los pobres y pequeños,
pastor
de las ovejas despreciadas.
Pastor,
buen pastor, escucha.
Hay
todo un clamor que nadie atiende:
el
clamor de los que pierden en la guerra,
de
todos los que pierden,
el
de los pueblos hambrientos,
el
de los extranjeros y refugiados,
el
de los campesinos y todos los marginados.
Tú,
que te sientas sobre querubines.
Tú,
que no te sientas sobre nadie.
Tú,
que nos sientas a todos
sobre
tus rodillas fuertes y seguras.
Tú,
que caminas siempre,
acompañando,
protegiendo, conduciendo.
Resplandece.
Resplandezca
tu rostro de hermosura;
manifiesta
tu rostro iluminado
por
el brillo de la misericordia.
Despierta
el poder maravilloso
de
tu corazón invencible.
Y
ven a salvarnos.
No
tienes que hacer un largo viaje,
porque
tienes aquí tu cielo entre nosotros,
tus
hijos más queridos.
Ven
a visitar esta familia,
enteramente
tuya,
Ven
y quédate con nosotros,
como
uno más de la familia.
Ven
y sálvanos de tantos enemigos,
demonios
familiares
que
todo lo pervierten y destruyen.
Ven,
Señor, y danos vida,
enséñanos
los caminos de la dicha.
Ven
a hacernos libres
y
enséñanos a amar.
Ven,
amor.
Los
Otros Salmos