Palabras a Voleo
Martín
Valmaseda
Hablamos días anteriores sobre la contradicción de la tradición; luego de la contradicción en MISA y lo absurdo de las coronas y los “reinos” de la iglesia.
Pues ahora salimos con la CONTRADICCIÓN EN LA VIRGEN MARÍA.
No se asusten, ya sabemos que en el evangelio aparecen varias contradicciones sobre la pobre mamá de Jesús nazareno; por ejemplo, cuando se les escapó el niño con doce añitos por las calles de Jerusalén. Cuando ella le dijo;” ¿pero dónde te habías metido patojo? Estábamos buscándote por todas partes”. El la contradijo con mucha frescura “¿Y por qué me buscaban; no saben que tengo que estar en las cosas de mi Padre?... bueno, no dijo eso. Encontré los evangelios traducidos del arameo donde dicen que dijo: “¿No sabía que en la casa de mi padre es necesario que yo esté?” (Parece ser que luego el adolescente Jesús, dejó de contradecirles y les estuvo formalito y obediente, hasta que con treinta años se fue con el primo Juan, otro contradictor de las costumbres del pueblo de Israel
Y no digamos cuando ya Jesús, predicador popular, le avisaban que venían a buscarlo su mamá y sus hermanos… y soltó otra contradicción que le tuvo que sentar muy mal a Doña María “¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?”
Pero me estoy saliendo del tema; porque yo no quería hablar hoy de esas contradicciones de Jesús y su señora madre, sino de las contradicciones que empiezan a hacer hoy día los pintores sobre el retrato de María de Nazaret. Verán: ya se estarán imaginando que al hablar de pintar a María Inmaculada voy a hablar de…
D. Bartolomé Esteban Murillo
Quien en todo rincón donde iba pintaba una Inmaculada, o una asunción (que no se diferenciaba mucho la María jovencita; Inmaculada de cuando ya vieja se fue al cielo. Pero el bueno del pintor Murillo, no le supo pintar las arrugas de su rostro de ancianita.
Sí, eso pensarán ustedes; pero les voy a sorprender y a contradecir con otro pintor o dibujante de nuestros días que ha dibujado otra María inmaculada distinta. Miren y sorpréndanse
CÓMO TE HAN
DEJADO!
Sin angelitos a los pies y agarrada a una escoba. En vez de nubes, una casa de barrio popular.
¿A quién le va a gustar este dibujo hecho por Agustín de la Torre de una inmaculada empleada de hogar más que las preciosas pinturas del pintor sevillano?
-¿ A quién? pues a mí me gusta más y parece ser que al papa que no ha protestado porque junto a esa Santa María de la escoba, Agustín de la Torre ha puesto estas palabras de Francisco. Ahí las tienen, léanlas:
Oh María
Necesitamos tu mirada inmaculada
Para
recuperar la capacidad de mirar a las personas
Con
respeto y reconocimiento,
sin
intereses egoístas o hipocresías.
Necesitamos
de tu corazón inmaculado
Para
amar en modo gratuito
sin
segundos fines, buscando el bien del otro,
con
sencillez y sinceridad
Renunciando
a máscaras y maquillajes
Necesitamos
tus manos inmaculadas
para
acariciar con ternura, para tocar la carne de Jesús
en
los hermanos pobres, enfermos. despreciados
para
levantar a los que se han caído,
para
sostener a quien vacila
Necesitamos
de tus pies inmaculados
para
ir al encuentro de quienes
no
saben dar el primer paso
para
caminar por los senderos de quienes se han perdido
para
ir a encontrar a las personas solas.
<Papa
Francisco>
Yo no me quiero esconder detrás del obispo de Roma; y les explico por qué me gusta más la inmaculada de Agustín que la de Bartolomé. Se podría resumir en una frase: porque esta tiene los pies en el suelo mientras que la de Murillo y muchas otras andan flotando por el espacio.
Eso es lo primero pero además el suelo donde ella pisa, es un suelo que necesita barrerse y ella tiene la escoba…No tiene una computadora porque lo más seguro es que María de Nazaret no supiera leer. El blanco y azul típicos de la inmaculada son de un batín de trabajadora en oficina y su corte(falda) la típica de las mujeres mayas.
Aunque también la fachada donde está María, puede dar idea de que es una carpintería; caso típico del carpintero a quien si preguntan por la profesión de su mujer.
Respondería: No, mi mujer no trabaja; ella me barre el taller y toda la casa, remienda la ropa, hace la compra, prepara la comida, lleva al niño a la escuela-…Pero, no, no tiene tiempo para trabajar.
Desde que a Jesús se le ocurrió a decir “Padre nuestro que estás en los cielos” la mayor parte de imágenes sagradas andan entre nubes.
Nos dicen los teólogos, que a la Virgen María la ha pensado el pueblo, como reflejo de Dios que con sus barbas y su gesto serio, a veces amenazante, no dan ganas de llamarlo misericordioso, sino omnipotente. María es como un espejo de Dios misericordioso.
Hasta que Agustín de la Torre, José Luis Cortés. Mino Cerezo, Quique y otros nos empezaron a pintar a Dios sonriente, a Marías madre de familia, Vidas de Santos en comic… nos hemos estado aburriendo desde pequeños con los catecismos y libros de oraciones espiritualistas que daban pocas ganas de vivir ese bautismo y primera comunión que nos dieron sin preguntarnos si queríamos.
La palabra “cielo” que se sigue empleando en libros religiosos tiene poco que ver con los adelantos en astronomía (aunque el big bang lo empezó a explicar un Jesuita: Lemaitre) y ahora hay, ya hasta un papa que se ríe cuando un pequeñín se le sienta en el trono. “Si no se hacen como niños, no conseguirán que desaparezca la falsa formalidad del Vaticano”.
Pues ahí tienen una síntesis de mariología explicando cómo la virgen inmaculada y hasta sus pinturas, están rodeadas de contradicciones