Quieres suscribirte al blog?

Colaborando con...

12 de enero de 2022

EVANGELIO DOMINGO 16-Enero-2022 (Juan 2, 1-11) REFLEXIONES DE PAGOLA

 

ALEGRÍA Y AMOR




En aquel tiempo había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí; Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo:

No les queda vino.

Jesús le contestó:

Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora.

Su madre dijo a los sirvientes:

Haced lo que él diga

Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para la purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.

Jesús les dijo:

Llenad las tinajas de agua.

Y las llenaron hasta arriba.

Entonces les mandó:

Sacad ahora, y llevádselo al mayordomo.

Ellos se lo llevaron.

El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía ( los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo:

Todo el mundo pone primero el vino bueno y, cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora.

Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos en él.

Después bajó a Cafarnaún con su madre  y sus hermanos y sus discípulos, pero no se quedaron allí muchos días(Juan 2,1 – 11).

LENGUAJE DE GESTOS

El evangelista Juan no dice que Jesús hizo <<milagros>> o <<prodigios>>. Él los llamó <<signos>> porque son gestos que apuntan hacia algo más profundo de lo que pueden ver nuestros ojos. En concreto, los signos que Jesús realiza orientan hacia su persona y nos descubren su fuerza salvadora.

Lo sucedido en Caná de Galilea es el comienzo de todos los signos. El prototipo de lo que Jesús irá llevando a cabo a lo largo de su vida.

La religión de la ley, escrita en tablas de piedra, está exhausta; no hay agua capaz de purificar al ser humano. Esa religión ha de ser liberada por el amor y la vida que comunica Jesús.

Para comunicar la fuerza transformadora de Jesús no bastan las palabras, son necesarios los gestos.

A muchos contemporáneos, la palabra de la Iglesia los deja indiferentes. Nuestras celebraciones los aburren. Necesitan conocer signos más cercanos y amistosos por parte de la Iglesia para descubrir en los cristianos la capacidad de Jesús para aliviar el sufrimiento y la dureza de la vida.

ALEGRÍA Y AMOR

El evangelista habla de una boda en Caná de Galilea. La escena tiene un carácter claramente simbólico. Ni la esposa ni el esposo tiene rostro: no hablan ni actúan. El único importante es un <<invitado>> que se llama Jesús.

El vino es indispensable en una boda. Para aquellas gentes, el vino era, además, el símbolo más expresivo del amor y la alegría. Lo decía la tradición: <<El vino alegra el corazón>>. Lo cantaba la novia a su amado en un precioso canto de amor: <<Tus amores son mejores que el vino>>. ¿Qué puede ser una boda sin alegría y sin amor?, ¿qué se puede celebrar con el corazón triste y vacío de amor?

Jesús transforma el agua en vino. Su intervención va a introducir amor y alegría en aquella religión. Esta es su primera aportación.

¿Cómo podemos pretender seguir a Jesús sin cuidar más entre nosotros la alegría y el amor?, ¿qué puede haber más importante que esto en la Iglesia y en el mundo?.

VINO BUENO

Jesús es de todos, no solo de los cristianos. Su vida y su mensaje son patrimonio de la humanidad.

Nadie ha comunicado una experiencia tan sana de Dios sin proyectar sobre él ambiciones, miedos y fantasmas.

Nadie se ha acercado al dolor humano de manera tan honda y entrañable. Nadie ha abierto una esperanza tan firme ante el misterio de la muerte y la finitud humana.

Hoy, cuando las ideologías y religiones experimentan una crisis profunda, la figura de Jesús escapa de toda doctrina y trasciende toda religión, para invitar directamente a los hombres y mujeres de hoy una vida más digna, dichosa y esperanzada.

Jesús puede ser hoy fermento de nueva humanidad. Su vida, su mensaje y su persona invitan a inventar formas nuevas de vida sana.

Él puede despertar el gusto por una vida más humana en personas vacías de interioridad, pobres de amor y necesitadas de esperanza.

FALTA VINO

Es una situación triste que solo quedará transformada por el <<vino>> nuevo aportado por Jesús.

Un <<vino>> que solo lo saborean quienes han creído en el amor gratuito de Dios Padre y viven animados por un espíritu de verdadera fraternidad.

Vivimos en una sociedad donde cada vez se debilita más la raíz cristiana del amor desinteresado.

Esta sociedad, donde la persona es fácilmente utilizada al servicio de intereses egoístas, necesita la reacción vigorosa de quienes creemos que todo ser humano es intocable, pues es hijo de Dios y hermano nuestro. El amor al hermano como alguien digno de ser amado de manera absoluta es un <<vino>> que comienza a escasear. Pero no lo olvidemos. Sin este <<vino>> no es posible la verdadera alegría.

CASARSE

Tengo la impresión de que la mayoría de los esposos cristianos viven su matrimonio sin sospechar siquiera la grandeza que encierra su vida matrimonial.

Por eso, tal vez lo más urgente y apasionante para las parejas cristianas es entender bien que significa <<celebrar el sacramento del matrimonio>>.

<<Sacramento>> es una palabra gastada que apenas dice hoy algo a muchos cristianos. Bastantes no saben siquiera que, en su origen, <<sacramento>> significa <<signo>>, <<señal>>.

Cuando dos creyentes se casan por la Iglesia lo que buscan es convertir su amor en sacramento, es decir, en signo o señal del amor que Dios vive hacia sus criaturas.

Esto es lo que los novios quieren decir con su gesto en el momento de la boda: << Nosotros nos queremos con tal verdad y fidelidad, con tanta ternura y entrega, de manera tan total, que nos atrevemos a presentarnos nuestro amor como <<sacramento>>, es decir, como signo del amor que Dios nos tiene.

La boda no es sino el inicio de una vida en la que los esposos pueden descubrir a Dios en su propio amor matrimonial.

A pesar de sus errores y sus limitaciones, en el interior de su amor han de saborear ellos la gracia de Dios, su cercanía y su perdón.

Nunca es tarde para aprender a vivir con más hondura. Aquel Jesús que iluminó con su presencia la boda de Caná puede enseñar a los esposos cristianos a beber todavía un <<vino mejor>>.

José Antonio Pagola

Colaboración de Juan de la Cruz