El pobre
Martín Irure
Recibe
lo
que se le da,
da
lo que recibe,
sin
retener nada jamás
sin
poseer nada.
Comparte
sin
temor al mañana,
en
la simplicidad
de
un corazón
que
sabe,
que
no se le debe nada,
que todo es don.
El
pobre
jamás
habla de pobreza.
nunca
busca la pobreza,
pues
es Pobreza,
anónimo
sin voz.
va
solitario entre
la
multitud de los hombres.
Pacífico
y sencillo,
humilde
y tolerante,
justo
y pacífico,
el
hombre de
las
bienaventuranzas,
camina
por la vida
sin
arrogancia,
con
paso igual.
Seguro
de quien pone
su
confianza en Dios
y
está a salvo.
Espera
todo
del Padre.
Se
convierte en obra del Padre.
Y
su amor profundo
hace
de lo cotidiano
algo
extraordinario.
Feliz
y pobre
como
un niño.
Pues
ya desde ahora le pertenece
el
Reino de los cielos.
Palabras
para el Silencio
Colaboración
de Juan de la Cruz