El
Papa denuncia que es "muy triste el funcionarismo clerical" e invita,
como los magos, a "soñar, buscar y adorar"
"Él
es la estrella polar que ilumina los cielos de la vida y orienta los pasos hacia la alegría
verdadera"
"Un
gran pintor, Van Gogh, escribía que la necesidad de Dios lo impulsaba a salir de noche para
pintar las estrella"
"Nosotros
somos lo que deseamos. Porque son los
deseos los que ensanchan nuestra mirada e impulsan la vida a ir más allá"
"¿No
estamos, desde hace demasiado tiempo,
bloqueados, aparcados en una religión convencional, exterior, formal, que ya
no inflama el corazón y no cambia la
vida? ¿Nuestras palabras y nuestros ritos provocan en el corazón de la gente el deseo de encaminarse hacia
Dios o son “lengua muerta”, que habla sólo de sí misma y a sí misma?"
"Es
triste cuando una comunidad de creyentes no desea más y, cansada, se arrastra
en el manejo de las cosas en vez de
dejarse sorprender por Jesús, por la alegría desbordante e incómoda del
Evangelio. Es triste caer en el funcionarismo clerical. Es muy triste".
"La
crisis de la fe, en nuestra vida y en nuestras sociedades, también tiene
relación con la desaparición del deseo
de Dios"
"Necesitamos
una fe valiente, profética, que no tenga
miedo de desafiar a las lógicas oscuras del poder, y se convierta en
semilla de justicia y de
fraternidad"
En la fiesta de la
Epifanía, el Papa Francisco, rodeado de 21 cardenales y 19 obispo y muchos
sacerdotes y fieles, invita a seguir, como los magos “con ojos que son ventanas
abiertas al cielo”, al Niño que “es la estrella polar que ilumina los cielos de
la vida y orienta los pasos hacia la alegría verdadera”. Y como ellos también,
dejarnos guiar por su secreto: “saber desear”. Porque “somos lo que deseamos.
Porque son los deseos los que ensanchan nuestra mirada e impulsan la vida a ir
más allá”.
Por eso, el Papa invita a
los creyentes a ir “a la escuela del deseo” de los magos, porque “la crisis de
la fe, en nuestra vida y en nuestras sociedades, también tiene relación con la desaparición
del deseo de Dios”. Ese deseo nos llevará a “una fe valiente, profética, que no
tenga miedo de desafiar a las lógicas oscuras del poder, y se convierta en
semilla de justicia y de fraternidad”.
Y, una vez más, en una
homilía profunda, brillante y valiente, el Papa interroga a la Iglesia: “¿No
estamos, desde hace demasiado tiempo, bloqueados, aparcados en una religión
convencional, exterior, formal, que ya no
inflama el corazón y no cambia la vida? ¿Nuestras palabras y nuestros
ritos provocan en el corazón de la gente
el deseo de encaminarse hacia Dios o son “lengua muerta”, que habla sólo de sí
misma y a sí misma?”
El Papa y los niños reyes
magos
Y concluye entristecido:
"Es triste cuando una comunidad de creyentes no desea más y, cansada, se
arrastra en el manejo de las cosas en
vez de dejarse sorprender por Jesús, por la alegría desbordante e incómoda del
Evangelio. Es triste caer en el funcionarismo clerical. Es muy triste”.
Tristes, pero esperanzados, porque “incluso en las noches más oscuras
brilla una estrella”.
06.01.2022
José Manuel Vidal