En pleno invierno, el frío se convierte en un obstáculo más que tienen que enfrentar las personas refugiadas. Algunas no consiguen superarlo... La pasada semana 7 personas murieron de frío en el Mediterráneo cuando trataban de huir de Libia en una travesía en la que otras 280 lograron sobrevivir.
Además, millones de personas no llegan a entrar nunca en calor en los campos de refugiados en Siria. Como tampoco lo hacen en Grecia, Jordania y otros países de tránsito en los que esperan una solución a su situación afrontando las duras condiciones que impone el invierno.
Sin embargo, a pesar del frío y de los peligros del mar, miles de personas siguen poniendo en riesgo sus vidas ante la falta de vías legales. Podemos evitar que tengan que jugarse la vida en rutas migratorias cada vez más peligrosas y mortales. Solo hace falta voluntad política.
La
solución está clara y en CEAR llevamos años reclamándola: es fundamental habilitar vías legales y seguras para
solicitar protección internacional y garantizar los derechos de las personas
refugiadas.
Comisión
española de ayuda al refugiado CEAR
Colaboración
de Juan de la Cruz