Palabras a Voleo
Martín Valmaseda
Esta
vez vamos a ver cómo
una palabra que
tiene un sentido
humanitario se convierte
fácilmente un una
frase totalmente contraria.
Para ello
usamos junto a la palabra
PAZ, la expresión QUE ME DEJEN EN
PAZ.
Me
parece que en
muchos países, por ejemplo
en Guatemala estas
dos expresiones son claramente contrapuestas. No
tenemos paz porque
nos conformamos con
que nos dejen
en paz pero no hacemos nada.
Es que
la paz no
es algo inmóvil,
salvo el "descanse en paz".
Cuando uno dice ¡qué
paz hay aquí!
está sintiendo una paz que alguien ha fabricado. No
algo que
ha salido de la nada.
Cuando
alguien dice "qué
bello jardín" debe
pensar que ese
espacio florido no salió
de la nada. Alguien sembró los
árboles y las
plantas. Lo regó, alisó los
caminos, quitó porquerías
y lo fue
cuidando año tras año,
para que den ganas
de pasearse por él.
Si las personas
que viven por ahí
no se hubieran preocupado
en construirlo y cuidarlo,
tal vez sería aquello un
desierto, un basurero o una selva...
También las selvas tienen su belleza, son
jardines en explosión, gracias
a que el
supremo jardinero, desde
el big bang de
hace 13 mil millones de
años, fue creando por
ejemplo la Amazonia y
los bosques del Petén. Esos son otra
belleza y mayor
que los jardines.
Estos valen para que
las mamás de las
ciudades, saquen a sus bebés o se
paseen en paz con su bastón
los viejitos.
Pero toda paz normal tiene que construirse con trabajo. Cuando la gente de un país solo quiere que les dejen en paz, siempre hay otros dispuestos a destruir la paz a costa de los pasivos que no hacen nada para defenderla.
Por eso
alguien dijo: "Bienaventurados los
que trabajan por
la paz". Pero otros se dedican a
fabricar aparatos contra la
paz, para hacerse
ricos vendiéndolos a los asesinos
del mundo entero.
Incluso
inventaron una frase cruel
y mentirosa: "Si
quieres la paz prepárate para
la guerra, (y
compra nuestras maravillosas
bombas a precios
económicos). Los que quieren
que les dejen
en paz son
tan tontos que se
lo creen
y dejan a los políticos
que los mandan,
que en vez
de comprar medicinas y
construir casas, sigan
comprando armas y
mandando con ellas a jóvenes a
morir y a matar a otros jóvenes,
y a otra gente que
siga queriendo aunque
los dejen en paz , pero
no hacen nada por
construir la paz,
por ayudar a
que su país viva
en paz, con jardines y
selvas en vez de
fábricas de armas
y bancos.
Me
molesta que los
cristianos cuando terminan
la misa escuchen al
celebrante decirles; pueden ir en
paz, en ves de decirle pueden ir a ver qué
hacen por la paz.
Tal vez
el mayor enemigo de la
paz no sean las armas,
sino la pasividad de los que
solo quieren en su vida que
los dejen en
paz, pero no hacen
nada por conseguirla.