SANTA O SANTO-
Martín Valmaseda
Esta vez
les lanzamos a voleo una
palabra abusada que
en publicaciones eclesiásticas sale por
todos los rincones
unas veces dedicada a
personas y otras
a instituciones empezando por
la misma iglesia, esa
palabra es muy fácil
de pronunciar, dos sílabas, pero
más difícil de vivir y
de demostrar su realidad (para eso
hace falta dinero,,,¡qué
curioso!, porque la palabra que
hoy salta a voleo por
los aires es
SANTO, SANTA
Como un
ejemplo de lo absurdo
del uso de esta
palabra piensen en
la santa inquisición. Se llamaba
santa a ese organismo
que torturaba y mataba
a los herejes
Otras veces
se declara santa
a personas que después
se demuestra que tal vez no fueron
malas personas pero
tanto como para
llamarlas santas... ¡por favor! y
en otras ocasiones,
como actualmente se intenta proclamar
santo rápidamente, no
porque no lo fuera sino para
tapar detalles de su
muerte...
me estoy refiriendo a ese tristemente olvidado Juan Pablo I, que parece que no existió por la brevedad de su pontificado y por pero dejemos a Jesús López que ya es el tercer libro que escribe sobre el futuro santo. Les dejo con Jesús (López)
NUEVO
LIBRO SOBRE JUAN PABLO I
"El
Papa que mataron. La trama oculta"
JESÚS LÓPEZ SÁEZ
ECLESALIA
Acaba
de salir mi libro de El Papa que mataron que lleva por subtítulo La trama
oculta, publicado por la editorial Última Línea. Habiendo presentado
recientemente Albino Luciani. Caso abierto (2018), ¿tiene sentido escribir otro
libro sobre Juan Pablo I? La razón es que ha habido dos novedades importantes,
una oficial y otra mafiosa. En primer lugar, la publicación en Italia de la
biografía oficial del proceso de beatificación, Albino Luciani. Giovanni Paolo
I. La biografía presenta diversos aspectos que hay que comentar y diversas
omisiones que hay que señalar. Además, presenta un dato ocultado durante
cuarenta años: la denegación de la autopsia al cadáver del papa, solicitada por
el doctor que tenía que hacer el diagnóstico sobre la causa de la muerte y
firmar el certificado de defunción.
En
segundo lugar, la publicación en Estados Unidos del libro del gánster Anthony
S. Luciano Raimondi When the Bullet hits the Bone, Cuando la bala golpea el
hueso. Raimondi, que fue integrante de la mafia de los Colombo, confiesa en su
libro haber participado en el asesinato de Juan Pablo I. Fue requerido por
Marcinkus, presidente del Banco
Vaticano, para eliminar al papa “de una manera propia para un papa”,
“sin violencia”.
Ha
habido dos novedades importantes, pero no son las únicas. Por ejemplo, el caso
Moreno Luciani, sobrino del cardenal, desaparecido “trágica y misteriosamente”
el viernes 2 de mayo de 1975. Es la primera vez que se aborda este tremendo
enigma relacionado con el misterio del papa desaparecido. Se dice que Albino
Luciani comunicó a un pariente suyo esta confidencia: “Me la han querido hacer
pagar”.
Es
una novedad también el hecho, ocultado durante cuarenta años, que es presentado
como la pastilla del mayordomo. Sorprende que el mayordomo le diera una
pastilla al papa, cuando le correspondía hacerlo a sor Vincenza, que era enfermera.
Sorprende también que este mayordomo sustituyera a primeros de septiembre a los
hermanos Gusso, que fueron despedidos por el secretario irlandés del Papa, John
Magee, “amigo de Marcinkus”.
Tal
y como se ha anunciado, Juan Pablo I será beatificado el 4 de septiembre de
2022. Se le beatifica por su “santidad ordinaria”. Sin embargo, se oculta cómo
murió y por qué. Se le beatifica, pero no se le hace justicia. La beatificación
está viciada de raíz. Hay maniobra, encubrimiento, engaño. Mientras tanto, la
gente sigue diciendo: “El papa que mataron”, la mayoría de los obispos
latinoamericanos están convencidos de que el papa Luciani murió asesinado
(Serafini) y el mundo contempla una vez más el escándalo vaticano.
Con
muchos creyentes, grupos y comunidades, el autor se remite a ese tribunal donde
se juzga (ya desde ahora) el verdadero sentido de la historia, proclamando la
palabra del Señor que dice: “¡Ay de vosotros, que edificáis los sepulcros de
los profetas que vuestros padres mataron!”, “ellos los mataron y vosotros
edificáis”, “se pedirá cuenta”, “sí, os lo repito, se pedirá cuenta” (Lc 11,
47-51).
¿Comprenden ahora
como la palabra
santo puede ser
una falsificación de alguien
que no lo
fue tanto; o en
el caso de Albino Luciani un modo
de distraer la atención de las causas del martirio del
futuro beato y
Santo Juan Pablo I?