Palabras a Voleo
“Nadie
puede parar la primavera en primavera”. Sin falsa modestia, lo venimos
escribiendo desde hace años. Concretamente, desde la llegada de Francisco al
solio pontificio con el objetivo franciscano del 'repara mi Iglesia'. Y por
eso, los rígidos se burlaban de nosotros, aplicándonos despectivamente el
sobrenombre de 'los primaveras'. 9 años después, el día de San José y
precisamente en las puertas de la primavera, fragua la revolución de Bergoglio
y se plasma en una constitución, la 'Predicate Evangelium', destinada a
permanecer en el tiempo y enmarcar el estilo procesual, samaritano y sinodal de
la Iglesia en salida.
La
prueba del algodón de la consagración de la primavera es que los rígidos callan
o se indignan y echan pestes y lanzan críticas públicas y silenciosas contra la
nueva constitución papal. Y es que, con ella, Francisco no sólo cumple uno de
los principales encargos del Cónclave que lo eligió Papa, sino que, además,
echa por tierra uno de los argumentos más recurrentes de los rígidos, que, desde
el 2013, vienen pregonando (y deseando) que el pontificado de Bergoglio es “una
tormenta de verano”, tras la cual todo volverá a ser como antes. ¡Como profetas
no tienen precio!
El
Papa aprueba la Constitución por sorpresa. Como le gusta a él. Cuando nadie se
lo espera, rompiendo una vez más (como hace en cada consistorio cardenalicio)
con filtraciones, rumores, exclusivas interesadas y demás globos sonda. Y, de
nuevo, ha pillado desprevenida a la vieja guardia rigorista. Sin que se lo
esperasen y el día de San José, el santo que cuida a la humanidad y a la
Iglesia, como cuidó a su familia, al que el Papa reivindicó y hasta dedicó todo
un año, y bajo cuya almohada coloca sus peticiones y sus sueños.
Y
uno de los grandes sueños papales es volver al Vaticano II y a su eclesiología.
Descongelar el Concilio que la involución de los dos papados anteriores colocó
en el congelador, concretarlo y hacerlo efectiva, pasando de las musas al
teatro y de las palabras a los hechos, con una constitución con fuerza de ley.