Dad gracias al Señor (salmo 117)
El Siervo de Yavé ha sido
ungido
y con él lo serán todos
los pobres.
El crucificado fue
exaltado
y los marginados estarán
a su derecha.
Es la victoria del amor.
Por un momento la
violencia y la injusticia se impusieron.
Por un momento la sangre
y las tinieblas avanzaban.
Los gemidos de los pobres
se fundieron en un grito.
Fue un momento.
Al tercer día la aurora
se vistió de fiesta y primavera.
Los vientos del Espíritu
levantaron al caído.
Y hubo cantos de victoria
en las tiendas de los justos.
Al tercer día fue el
triunfo del amor.
Empezó a dibujarse un
mundo nuevo.
Y se echaron los
cimientos de una nueva sociedad.
Su construcción es
laboriosa.
Pero un final feliz,
desde Cristo,
piedra angular del
edificio,
está victoriosamente
asegurado.
Dad gracias al Señor
porque es bueno,
porque es eterna su
misericordia.
Digan los hijos de Dios:
eterna es su
misericordia.
Digan los pequeños y los
pobres:
eterna es su
misericordia.
Digan todos los
marginados:
¡qué grande es su dulce amor!
El hijo de Dios ha
resucitado.
Y con él podemos
resucitar nosotros cada día.
Los Otros Salmos