LA BUENA NOTICIA
Líderes que inspiran,
amando
Por Víctor Manuel Ruano
Publicado el 14 de mayo
de 2022
Columnas Diarias, Prensa Libre
El evangelio de hace
ocho días y el de este domingo provocan reflexionar sobre la urgencia de
liderazgos que, al estar inspirados en la praxis de Jesús y en el dinamismo del
amor como el criterio fundamental de la vida, alienten en los pueblos la
aplicación de la justicia, la edificación de la paz y la promoción del
desarrollo humano integral. Así se concreta el amor en la vida de los pueblos.
Ante la situación actual del país, “el mandamiento nuevo” de Jesús abre un nuevo horizonte.
Esto implica trabajar
por mejores liderazgos en lo cultural y educativo, político y económico,
familiar y empresarial. Todo ciudadano que busca el bien común y la vida digna
de quienes están a su lado debería reunir las tres características que emergen
de la afirmación de Jesús: “Escuchan mi voz, los conozco y me siguen”.
Es decir, quienes dependen de una persona por el rol que desempeña escuchan su voz, porque es veraz y de palabra inspiradora; se conocen recíprocamente, porque hay una relación de amistad y transparencia; y lo siguen, por su carisma, autenticidad y confianza.
Una de las
consecuencias de vivir en este “no país” llamado Guatemala, además del miedo y
la polarización de la sociedad, es la destrucción del tejido social y el
aniquilamiento de líderes y opositores al statu quo. Unos son asesinados y
otros obligados al exilio. Desde el poder político-económico y hasta religioso
se ejerce mal el liderazgo.
Ante la situación
actual del país —no solo por la pandemia y la nefasta estrategia de vacunación,
sino por la consolidación de un régimen de corrupción e impunidad que se viene
imponiendo, desde el gobierno de Morales hasta hoy—, “el mandamiento nuevo” de
Jesús abre un nuevo horizonte para asumir los retos de las comunidades
eclesiales y de la sociedad entera como la mejor opción, con la condición de
asumir la novedad de dicho mandamiento.
¿Dónde está la novedad?
Cuando todo liderazgo se intenta ejercer en el amor al estilo de Jesús, que
pasó haciendo el bien y liberando a los oprimidos por las estructuras del mal,
esto es un amor solidario y eficaz. Cuando el amor no se queda en un
sentimentalismo tranquilizador de conciencias ni en testigo mudo ante las
injusticias, para no incomodar a quienes detentan el poder económico, responsables
de la desigualdad social.
Tampoco tolera a los
serviles del régimen de impunidad que la clase política en el poder, sin visión
de país y sin ética, consolida; ni a cobardes por su incapacidad para asumir
una línea profética de denuncia del pecado estructural y anuncio del proyecto
de Dios.
Cuando el amor no es
neutral, sino preferencial por los empobrecidos de cualquier sociedad, es un
amor hacia las víctimas de todo sistema imperialista que privilegia a unos
pocos y desprecia a las mayorías, como la dictadura de la impunidad que hoy
tenemos.
El amor al estilo de
Jesús tiene una dimensión de servicio y entrega de carácter solidario y
liberador, poniéndose al servicio de los que nada tienen, saben y pueden,
defendiendo a los débiles y pequeños que el sistema excluye.
Se pone del lado de las
víctimas y de los más vulnerables que el Estado racista y militarista oprime;
es estar con los que no tienen poder, porque aquellos que lo ostentan utilizan,
manipulan y engañan al ciudadano.
Es estar con los que no
tienen cómo defenderse a sí mismos, porque el sistema de justicia esta cooptado
por poderosas mafias; está con los que no son grandes o importantes por su
condición de ciudadanos comunes y corrientes, para empoderarlos desde su
dignidad.
El amor al estilo de
Jesús nos acerca, como el buen samaritano, para escuchar y levantar a quienes
están solos, heridos, encunetados y desvalidos, porque el sistema desde hace
200 años los explota y deja muertos.
Prensa Libre