Palabras a Voleo
Más que palabras se trata
hoy de algo
de que se habla
y algo de lo
que no se habla, podíamos resumirlo
con la expresión
LOS
UNOS Y
LOS OTROS,
porque
el problema de los
medios de comunicación no
es que cuenten
mentiras sólo es que
hay verdades importantes
que no cuentan,
Por ejemplo ¿ustedes
recuerdan cuando en Europa
no se hablaba de
un tal Monseñor
Romero obispo asesinado? Hasta
que llegó un nuevo papa
y abrió un cajón,( una gaveta dicen
por allá) y encontró
informes sobre el martirio
de ese monseñor, Como ese nuevo papa
tenía el "defecto" de
ser americano del sur, saco
de la gaveta esos
documentos y ya
tenemos a San Romero de América
canonizado.
Yo conozco otro obispo que podría haber sido San Alberto (Iniesta) de Vallecas pero a lo más que llegó es a que los socialistas y el pueblo vallecano pusieran su nombre a una plaza pero sin ningún eco por parte de muchos obispos católicos españoles. Claro, no lo mataron aunque estuvo amenazado de muerte
Unos sí y
otros no.
A quien sí hay demasiados datos de que fue muerto por amor a la Iglesia es al antecesor de Juan Pablo II que fue, no sé si recuerdan, un tal Juan Pablo I Pero eso no fue en América ; fue en el mismísimo Vaticano.
El
actual papa bastante hizo, después de canonizar a Romero ,
con escapar del palacio
vaticano al hotelito
de Santa Marta, que es
lugar más seguro,
donde no sirven café
con cianuro.
Pero
del tema unos sí y otros
no del
que quiero hablar,
no es solo de jerarquías
eclesiásticas , sino de
personas más de a pie
pero con distinta
sombra , con distinta piel y
color de pelo, con distinta
ideología y distintas guerras,
Voy a buscar en Religión Digital donde
otro obispo nos va
a hablar de UNOS Y
OTROS de la gente
que tiene que
huir de su tierra y de
cómo les tratan, les tratamos, quienes nos
llamamos compasivos con
los marginados. Lean pues:
José
Cobo: "Las ideologías que crean migrantes de primera y de segunda no
vienen del Evangelio"
“Tenemos que enseñar a nuestros vecinos, y a nuestros cristianos, que
antes de etiquetar, miren a los ojos a las personas. El que llega,
venga de donde venga, viene huyendo e intentando salvar su vida”. El obispo
auxiliar de Madrid y responsable de Migraciones de la Conferencia
Episcopal, José Cobo, invitó a “quitar otras interferencias
que no vienen del Evangelio” a la hora de afrontar el fenómeno de las
migraciones.
“Cuando estas ideologías se ponen por delante, nos dificultan la labor, y corremos el riesgo de que se vayan creando migrantes de primera y de segunda”, denunció durante un encuentro con periodistas para abordar la labor de la Iglesia española en las migraciones, con especial énfasis en el drama de Ucrania, y con la necesidad de seguir planteando corredores humanitarios en España, que todavía no se han aprobado por parte del Ejecutivo español. “Necesitamos una cobertura nacional para lanzarnos a ello”, declaró el prelado, quien sí apuntaló la creación de "corredores de hospitalidad" diocesanos para una labor coordinada y común de todas las entidades eclesiales a lo largo del territorio español. "Llevamos dos años trabajando en ello", subrayó.
Existen y siguen sufriendo
Porque la migración, y los refugiados, existen, y sufren, y siguen
sufriendo, mucho antes de la cruel guerra de Ucrania. “Hay que acoger a la
gente que viene de cuestiones dramáticas, independientemente de dónde vengan
(…). Corremos el riesgo de mirar primero a lo que nos dicen desde una visión
determinada. Pero el Evangelio, la humanidad del Evangelio, nos lleva a decir
que no personas que valgan más o menos, y eso es lo que tenemos que enseñar”,
apuntó Cobo.
¿Por qué unas guerras sí y otras no?, reflexionó el obispo, abundando en
otras realidades migratorias. “El último es el flujo de los inmigrantes afganos,
pero antes y siempre están los lugares de frontera. En Ceuta, por ejemplo, se
han ido las cámaras, pero las personas siguen ahí”, sostuvo Cobo, insitiendo en
que “la tarea del cristiano es mirar a los ojos, y no a las ideologías”.
Somos una sociedad migrante
En este sentido, el prelado reivindicó
“recuperar la memoria, porque la inmigración no es un tema nuevo, ni debemos
contemplarlo como un problema o como algo que hay que tratar a la defensiva”.
Y es que, insistió, “la sociedad española se ha hecho a través del
fenómeno migratorio, y todo flujo es una oportunidad para nuestras
sociedades”. “Lo que está claro, y esto nos lo ha enseñado la pandemia,
es que o nos salvamos juntos, o nos hundimos juntos”.
“Nosotros hemos migrado también, hemos sido sociedad de
migrantes, y la llegada de gente nueva nos transforma y saca lo mejor de
nosotros”, añadió Cobo, quien invitó a “integrar el fenómeno migratorio”. En el
caso de Ucrania, con 144.000 nuevas personas que han llegado a nuestras
fronteras, tal vez con un matiz determinado: “gente más cercana a nosotros
culturalmente, mujeres con un índice muy alto de niños menores, que llaman a
nuestras puertas”.
Replantear la forma de acoger
“¿Qué ha hecho la Iglesia? Ser hospital de campaña, como toda la
sociedad”, trazó Cobo, quien tras el primer momento de emergencia, hay que
plantearse, “porque esta guerra no va a durar dos meses”, replantear “nuestra
forma de acoger”.
Y aquí, evitar tres riesgos: “Evitar todo lo que sea la
discriminación, o malos tratos a mujeres y menores”, que es “un viejo
problema, que ya se ha generado en los flujos del sur, y que también han
aparecido aquí”, con “campañas muy encubiertas, que mueven mucho dinero y que
hay que evitar que ocurran”.
A su vez, apostando por “una solidaridad ordenada”, en la que la Iglesia y sus instituciones están “hablando con una sola voz”, también ante las administraciones. “Y plantear el futuro, pensando y planteando planes de integración, con un modelo propio” y generando “contactos entre las comunidades eclesiales” y diseñando esos “corredores de hospitalidad” que aprovechen “la capilaridad de cada territorio español”.