JESÚS VIVE
DEMETRIO
ORTE
VALENCIA
ECLESALIA,
20/05/22.-
Que
Jesús resucitó
no
resulta una evidencia
pero
fue una experiencia
que
a su gente transformó.
No
cabe una explicación
que
demuestre lo imposible.
Sólo
la fe da razón
de
que murió pero vive.
Jesús
vive en las mujeres
prontas
y madrugadoras,
apóstolas
y testigas,
pioneras
del encuentro
con
Jesús resucitado,
porque
solo el corazón
ve
a quien es invisible.
Jesús
vive en los testigos
que
dan fe de que lo han visto
caminando
a su lado
porque
lo reconocieron
cuando
partían el pan.
Pan
partido y compartido,
y
repartido entre todos
es
sacramento de vida
resucitada
en Jesús.
Jesús
vive en Nazaret
de
la vida cotidiana
humilde,
dada y callada
de
personas ignoradas.
Jesús
vive en el desierto
de
la soledad optada,
del
silencio y la oración
y
la vida contemplada.
Jesús
vive en la utopía
de
quien cree que otro mundo
es
posible y lo intenta
porque
ya lo experimenta.
Jesús
vive donde dos
o
tres invocan su nombre
y
se reúnen con él.
El
amor se experimenta
cuando
se es fraternidad
y
hermosa sororidad.
El
“mirad cómo se aman”
es
testimonio viviente
de
que Jesús está en medio.
Jesús
vive en quienes mueren
mártires
por la justicia,
Romero,
Gerardi, Berta,
todos
los Ellacurías
y
las Elbas y Celinas.
Jesús
vive en los profetas
que
denuncian la injusticia
y
anuncian un mundo nuevo
y
lo viven ya en sus vidas.
Jesús
vive entre las sombras
de
una Iglesia pecadora.
El
Espíritu es más fuerte
que
las miserias humanas.
Nunca
se apaga del todo
la
luz que nos ilumina
y
siempre resurgen brotes
de
Evangelio entre las piedras.
Jesús
vive en quienes optan
por
ser pobres entre pobres
y
hacen su vida servicio,
donación
y amor sencillo.
Jesús
vive en quienes viven
con
la fuerza de su Espíritu.
Jesús
vive en quienes mueren
dando
su vida por otros.
Jesús
vive en la memoria
de
la nube de testigos
que
han seguido su camino
y
han vivido como él.
Tomado
de