ÉTICA Y MORAL
LA RE-LIGACIÓN, BASE DE LA CIVILIZACIÓN PLANETARIA
Mueren las ideologías. Pasan las filosofías. Pero los sueños permanecen. Son ellos los que mantienen el horizonte de esperanza siempre abierto, formando el <<humus>> que permiten proyectar continuamente nuevas formas de convivencia social y de relación con la naturaleza.
Bien entendió la
importancia de los sueños el jefe piel roja Seattle cuando, en 1856, escribió
al gobernador del Estado de Washington, Stevens, que le forzaba a vender sus
tierras a los colonizadores europeos. Perplejo, se preguntaba sin entender:
<< ¿se puede comprar y vender la brisa, el verdor de las plantas, la
limpidez del agua y el esplendor del paisaje? >> Y concluía: las pieles
rojas entenderían el porqué << si conociesen los sueños del hombre
blanco, si supiesen cuáles son las esperanzas que transmite a sus hijos e hijas
y cuáles las visiones de futuro que ofrece para el día de mañana >>.
Cuál es nuestro sueño? ¿Cuál es el sueño de la sociedad civil mundial que se hizo visible en los pueblos reunidos en Porto Alegre, en Seattle, en Génova?
Es el sueño de la
inclusión de todos en la familia humana, morando juntos en la misma y única
<< Casa Común >>, la Tierra; el sueño de la integración de todas
las culturas, etnias, tradiciones y caminos religiosos y espirituales en el
patrimonio común de la humanidad; el sueño de una nueva alianza de los seres
humanos con los demás seres vivos de la naturaleza, considerándonos
verdaderamente hermanos y hermanas en la inmensa cadena de la vida, en la que
somos un eslabón entre otros.
El sueño de una
economía política de lo suficiente y de lo decente para todos, también para los
demás organismos vivos; el sueño de un cuidado de unos para con otros; el sueño
de hospitalidad, tolerancia, convivencia y comensalía con todos los miembros de
la familia humana; el sueño de la coexistencia pacífica y alegre de las
diferencias; el sueño de la capacidad de perdón que permite volver a empezar
una historia sin amarguras y resentimientos.
El sueño de un diálogo de todos con su << Profundidad >>, de donde nos vienen inspiraciones de benevolencia, de cooperación y de afecto:
<< El sueño de
una re-ligación de todos con la Fuente originaria>>, de donde brotan los
seres, que nos da el sentimiento de acogida en un <<Útero>> último
en el que todas nuestras contradicciones serán resueltas y todas nuestras
lágrimas enjugadas, para caer en los brazos del <<Dios-Padre-y Madre de
infinita bondad >> y descansar de tanto peregrinar y penar y, finalmente,
<<irradiar vida y más vida para siempre>>.
Como se puede
deducir, se trata del sueño de una civilización de la re-ligación universal que
incluya a todos, desde la hormiga del camino hasta la galaxia más distante.
Ese anhelo
ancestral de la humanidad fue desterrado por el tipo de cultura que predominó
en los últimos siglos. Somos hijos de un ensayo civilizatorio, hoy mundializado,
que ha realizado cosas extraordinarias, pero que es materialista y mecánico,
lineal y determinista, dualista y reduccionista, atomizado y compartimentado.
Y que ha separado la materia del espíritu, la
ciencia de la vida, la economía de la política, y a Dios del mundo.
La civilización de
la re-ligación de todo con todo dará centralidad a la religión, más como
dimensión antropológica que como institución, y como fuerza que se propone
re-ligar todas las cosas entre sí, con el ser humano y con el Ser supremo.
Entonces surgirá la civilización de la etapa planetaria, de la sociedad terrenal, la primera civilización de la humanidad como humanidad en comunión, al fin, con todas las cosas.
Es importante que
no dejemos que el sueño se quede en mero sueño. Urge poner las bases para su
implementación procesual en nuestra vida diaria, y también dentro de las
complejas estructuras de la civilización contemporánea.
De esta perspectiva podrá nacer una nueva ética, expresión de un nuevo estado de conciencia de la humanidad y de la realidad, que lentamente se fue transformando hasta inaugurar la fase globalizada del destino humano y de la Tierra.
LEONARDO
BOFF