Martín Valmaseda
Dibujo digitalizado Andrea Aguilar
EL NIÑO GRANDE
CAPITULO 7
EL REENCUENTRO
Llegaron
los papás de Pascualín a casa de la familia de Pili.
Les
abrieron la puerta Don Ramón y Doña Pilar. Los emigrantes se deshacían en
agradecimiento Pero los andaluces aquellos no les dejaron hablar. "Ande
ande, eso es normal, echar una manita a quien le hace falta... Si nosotros
fuéramos a su país, ustedes harían lo mismo. Vamos a ver si se ha despertado ya
su chiquitín"
-"¡Huy
no le llame chiquitín – dijo Doña Lucía - él dice que ya es grande con sus diez
años!"
Pasaron a la habitación donde el niño seguía dormido tal como cayó sobre el colchón. Se acercó Doña Lucía y empezó a hacerle cosquillas en la cara. El niño gruñó molesto y se dio la vuelta, pero Doña Pîlar abrió la ventana y un rayo de sol le dió en los ojos. Pascualín los entreabrió: "eeh? Aaaah uuuuh.. `¡mamá, papá!" Entonces recobró la conciencia de dónde estaba. Saltó de la cama y se abrazó a sus padres.
Los dueños de la casa salieron de la habitación y les dejaron solos. Ellos después de los abrazos se empezaron a contar lo que les había sucedido, cómo se habían separado y cómo aquella voluntaria de la Cruz Roja, había sido el hilo conductor del encuentro...
Cuando salieron de la habitación ya en la cocina- comedor les habían puesto la comida una ensalada y chorizo típico de allá con pan, mucho pan que era novedad para la pobre alimentación de los africanos.
Les
dejaron comer sin comentarios, solo Pili les contó a sus padres cómo la lancha
grande, la patera en que habían viajado, casi milagrosamente había quedado
destrozada sobre la arena. Menos mal que había terminado el temporal y las olas
fueron dejando suavemente las tablas rotas y a los pocos náufragos, que
quedaban sobre ellas en aquella playa de Cádiz. Como había sido un día
tormentoso, no había entonces nadie bañándose... solo los vigilantes llamaron a
la Cruz Roja y la policía que fueran a rescatar a la gente tirada junto al mar.
Allí había salido Pili con otros voluntarios. Fue ella la primera que encontró
a Pascualín. Siguió la conversación hasta que se dieron cuenta de que los papás
de Pascualín no habían descansado como
su hijo después del accidentado
desembarco así que habrá que dejarles dormir como a su hijo y esperaremos a
saber más más de su vida cuando se despierten. Felices sueños