Me
enseñarás el sendero de la vida (salmo 15)
Enséñame,
Señor, el camino de la vida.
dime
donde está la fuente de la vida,
que
sepa distinguir el árbol de la vida en el país de la vida.
Los
hombres me enseñaron los caminos de la muerte;
me
enseñaron los caminos de la victoria, que es muerte;
de
la ganancia, que es ruina; del placer, que es vacío.
Los
caminos de los hombres son engañosos.
Pero
tus caminos son rectos y sinceros.
Tú
me enseñas el camino de la derrota, que es triunfo,
de
la entrega, que es felicidad;
del
vaciamiento, que es plenitud;
el
camino de la muerte que es vida.
Me
confortas en el camino de la vida, con tu vida.
Me
alimentas con el pan y la palabra de la vida.
Me
alimentas con Espíritu de vida.
Tú
eres la fuente y el árbol, y el país de la vida.
Me
saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.
El
Señor es gozo y alegría interminables.
Los
gozos de la tierra son pequeños, sus alegrías son cortas.
Por
un kilo de felicidad, ¿cuanto se paga en
el mercado?
Por
unos minutos de placer, ¿cuántas hipotecas hay que firmar?
Una
hora de alegría, ¿cuántos trabajos cuesta?
Pero
tú puedes regalar la dicha para siempre.
Bastará
estar junto a ti, en tu presencia;
bastará
sentarse a tu derecha;
bastará
que me digas tu palabra, que me mires,
me
sobrará con tu abrazo transformante,
porque
tú eres la fuente de mi dicha.
Tú,
mi pascua y mi fiesta interminables.
Tú,
la plenitud de todos mis deseos.
Los
otros salmos
Colaboración de Juan de la Cruz García