El Dios en quien creo
Martín Irure
__ Si, mi Dios es el otro Dios:
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mi Dios no es un Dios duro, impenetrable, insensible, imposible.
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Mi Dios, es frágil, es de mi raza, y yo de la suya.
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El es hombre y yo casi Dios; para que yo pudiera saborear la divinidad,
amó mi barro.
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A mi Dios le hizo frágil el amor.
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Mi Dios conoció la alegría humana, la amistad, el gozo de la tierra y de sus
cosas,
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mi Dios tuvo hambre y sueño y se cansó;
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mi Dios fue sensible;
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mi Dios se irritó,
-- y fue dulce como un niño;
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mi Dios tembló ante la muerte;
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mi Dios sufrió el destierro;
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fue perseguido y aclamado;
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mi Dios amó todo lo humano; las cosas y los hombres; el pan y la mujer; a los
buenos
y a los pecadores.
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Mi Dios fue un hombre de su tiempo,
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vistió como todos, habló el dialecto de su tierra, trabajó con sus manos,
gritó como los profetas;
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mi Dios fue débil y severo con los soberbios,
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murió joven por ser sincero,
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lo mataron porque le traicionaba la verdad en sus ojos;
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mi Dios rompió la vieja moral del << diente por diente>> para
inagurar
la frontera de una amor.
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Mi Dios, tirado en el surco, aplastado contra la tierra, traicionado,
abandonado,
incomprendido, siguió amando.
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Por eso mi Dios venció a la muerte,
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y brotó como un fruto nuevo entre sus manos: la resurrección.
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Por eso estamos resucitando todos: los hombres y las cosas.
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Es difícil para tantos mi Dios frágil, mi Dios que llora, mi Dios que no se
defiende.
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Es difícil mi Dios abandonado de Dios,
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mi Dios que debe morir para triunfar.
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Es difícil mi Dios frágil, amigo de la vida, mi Dios que sufrió el mordisco de
todas las
tentaciones, mi Dios que sudó sangre antes
de aceptar la voluntad de su Padre.
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Es difícil este Dios, este mi Dios frágil, para quienes creen que solo se
defiende
matando, para quienes salvación es sinónimo
de esfuerzo y no de regalo, para quienes
lo humano es pecado.
-- Es difícil mi Dios frágil para quienes siguen
soñando con un Dios que no se parezca
a los hombres.
PALABRAS PARA EL SILENCIO