PALABRAS A VOLEO: SACERDOTE
Hay palabras
que se emplean
mucho y en muchas ocasiones pero
no se aclaran muchas
personas en lo que
significan de verdad, y
una de ellas es
SACERDOTE.
Si les digo que hasta muchos que viven como sacerdotes católicos no tienen idea clara de lo que esto significa. Se celebra la fiesta cada año, de Jesucristo sumo y eterno sacerdote pero ese trabajador de Galilea, ejerció alguna vez de sacerdote en el único templo que había en palestina (¿el de Jerusalén)?
Como el tema es delicado le dejo la palabra a una persona experta en el tema
José María
Castillo (Religión digital
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1. Esta fiesta tiene su origen en España. Aprobada por la Santa Sede en 1971. Incluida en el Calendario Litúrgico en 1974. No debe ser casual que la fiesta se organizó precisamente cuando la crisis de miles de sacerdotes, que se secularizaron, se acentuó en la Iglesia universal. Con esta celebración litúrgica se quiso dar importancia al ministerio sacerdotal y motivar a los sacerdotes católicos a perseverar en su vocación.
2. Si nos atenemos a la liturgia de este día, la fiesta es claramente "regresiva" respecto al concilio Vaticano
II. El Concilio se centra en la "misión" de los "presbíteros" (PO cap. 1), mientras que esta fiesta lo centra todo en la "consagración" de los "sacerdotes". Según el Vaticano II, la misión de los presbíteros abarca el ministerio de la palabra, de los sacramentos, y del ejercicio pastoral. Esta fiesta, sin embargo, reduce el sacerdocio cristiano a la relación "sacerdote-sacrificio eucarístico". Es, pues, un intento de recuperar la teología del concilio de Trento, que define al sacerdote por el poder de consagrar la eucaristía (Ses. XXIII, can. 1 ).
3. Jesús no fue sacerdote. Ni su muerte fue un sacrificio ritual, sino la ejecución de una condena legal. Ni los apóstoles de Jesús se reconocieron jamás como sacerdotes. La denominación "sacerdotal" se introdujo en el siglo III. Y la relación "sacerdocio-sacrificio" se estableció en el siglo XIII. Lo que necesita la Iglesia es recuperar el discipulado de Jesús, no el sacerdocio medieval. Es más importante actualizar el Evangelio que potenciar las formas de culto, altares y templos que promovió la cultura de la Alta Edad Media. Ahora existe el peligro, en algunos ambientes clericales, de darle más valor a Trento que al Vaticano II.
Equiparar sacerdocio y sacramentos tiene sus peligros.
José María CASTILLO – JESÚS – Comentario al evangelio diario
Religión digital