Como a Jesús en el huerto:
dictador Ortega secuestra a obispo nicaragüense
De noche, como el ladrón, -como los hijos de las tinieblas-, el dictador
Daniel Ortega y sus lacayos, asaltaron la pacífica y sagrada casa episcopal de Matagalpa,
llevándose secuestrado al obispo Rolando Álvarez, a quien, junto con un grupo
de sacerdotes y laicos, tenía incomunicado y sin posibilidades de recibir
alimento desde hace dieciséis días. Ni en los peores tiempos de las dictaduras
de los Somoza, se vio lo sucedido en esta madrugada del 19 de agosto, en
Matagalpa.
Toda
América se pone en pie para contemplar cómo un pequeño Herodes, un pobre
hombrecillo, lleno de miedos, -y por tanto de violencias- escondido detrás de
un ejército y aferrado a las enaguas de su mujer, persigue a la Iglesia
defensora de los pobres, -cuya voz ha sido acallada-.
La
hora del martirio
Llegó
la hora del martirio para los fieles testigos de la Luz y de la Palabra Viva en
nuestra amada Nicaragua. Es la misma escena del Evangelio narrada por Marcos
14, 43 a 63: “(Acababa Jesús de orar con sus discípulos) todavía estaba
hablando, cuando de pronto se presenta Judas, acompañado de un grupo con
espadas y palos…”.
El asalto a la casa episcopal fue en lo más oscuro de la noche: entre las dos y las tres de la madrugada de este viernes 19 de agosto. Las campanas de la Iglesia Catedral sonaron llamando de urgencia a la comunidad. La noticia también resonó en las redes sociales: “¡Urgente! En estos momentos la Policía Nacional ha ingresado a la Curia Episcopal de nuestra Diócesis de Matagalpa”.
“El
que le iba a entregar les había dado esta contraseña: «Aquel a quien yo dé un
beso, ése es, prendedle y llevadle con cautela.» Nada más llegar, se acerca a
él y le dice: «Rabbí», y le dio un beso.” Con anticipación, el dictador había
dado “el primer paso para trasladar a la cárcel a Monseñor Rolando Álvarez”,
anunció horas antes la directora del Centro nicaragüense de Derechos Humanos,
Vilma Núñez de Escorcia, según fuentes periodísticas. “Ellos le echaron mano y
le prendieron”.
Rompieron
los portones
Sus
lacayos antimotines rompieron los portones de la curia tomaron secuestrado al
obispo y a sus acompañantes. Fuentes nicaragüenses confirmaron que, una vez
allanada la curia, se llevaron al obispo Rolando Ortega y a los ochos
sacerdotes. “Y tomando la palabra Jesús, les dijo: «¿Cómo contra un salteador
habéis salido a prenderme con espadas y palos?».
Las
palabras de monseñor Rolando Álvarez, pudieron ser las mismas de Jesús ante el
asedio; pues el dictador, que manipula todas las fuerzas y armas del país
centroamericano, llegó por medio de su tropa. Los testigos vieron salir a un
convoy policial de al menos ocho patrullas. Nada más parecido y coincidente con
la escena entre jueves y viernes santo.
“Todos
los días estaba junto a vosotros enseñando en el Templo, y no me detuvisteis. Pero
es para que se cumplan las Escrituras.” Monseñor Álvarez, desde la libertad que
tienen los hijos de Dios, ha levantado la voz, para defender a un pueblo
oprimido por Ortega, quien, asaltando los poderes de gobierno, encarceló con
mentiras a sus opositores, expulsó al Nuncio del papa Francisco y a todos
aquellos religiosos que brillan por la Luz de sus buenas obras.
Un
reino de oscuridad
Parece
que Ortega solo quiere un reino de oscuridad, dolor y muerte. “Andaban buscando
contra Jesús un testimonio para darle muerte; pero no lo encontraban… muchos
daban falso testimonio contra él, pero los testimonios no coincidían. Algunos,
levantándose, dieron contra él este falso testimonio: «Nosotros le oímos decir:
Yo destruiré este Santuario hecho por hombres y en tres días edificaré otro no
hecho por hombres.»
Y
tampoco en este caso coincidía su testimonio. Distintas fuentes indicaron que
el dictador Ortega está buscando “testigos” que declaren en contra del caso que
armaron contra monseñor Rolando Álvarez, a quien señalaron de “organizar a
grupos violentos”, “incitar al odio” y crear “zozobra”, dicen medios de
comunicación.
Las
acusaciones de Ortega contra los obispos
Ortega,
que además manipula los medios de comunicación de toda Nicaragua, ha levantado
falso testimonio contra los obispos, diciendo que ocultan terroristas, armas y
montan un plan para destruir la Nación. Nada más falso. ¿Se puede esperar otro
discurso de quien se siente dueño de una Nación que ha luchado por la paz y la
democracia, pero ha pasado de manos de las dictaduras Somoza al dictador
Ortega?
Se
ha citado a decenas de personas de Matagalpa para interrogarlas. “Preguntó a
Jesús: «¿No respondes nada? ¿Qué es lo que éstos atestiguan contra ti?» Pero él
seguía callado y no respondía nada… le preguntó de nuevo: «¿Eres tú el Cristo,
el Hijo del Bendito?» Algunos se pusieron a escupirle, le cubrían la cara y le
daban bofetadas, mientras le decían: «Adivina», y los criados le recibieron a
golpes”.
Un
juicio probablemente injusto
Ahora,
sometido a la tortura de un secuestro, monseñor Rolando Álvarez y sus
sacerdotes, seguramente se verán sometidos a un injusto juicio, cuya sentencia
ya está escrita con anticipación en el oscuro corazón del dictador. La cárcel,
el exilio o la muerte, rodean a este obispo profeta de Dios y de Su Pueblo.
an
querido amordazar la Palabra de Dios, pero eso es imposible. La Iglesia y los
gobiernos libres de Latinoamérica (extrañamente con ausencia de Colombia) ya
condenaron la agresión contra los derechos humanos al pueblo nicaragüense y a
la Iglesia Católica en particular. El pueblo nicaragüense sigue acompañado de
sus pastores, que no buscan un reino de este mundo, pero si que Dios reine en
este mundo de pobreza latinoamericana, en el que los dictadores, están
arrasando con las posibilidades de paz, libertad religiosa y solidaridad.
Oremos,
comentemos y estemos prontos a buscar los modos más efectivos, pacíficos,
solidarios y democráticos para defender al pueblo encabezado por sus pastores
en martirio dictatorial. "Ha llegado la hora de las tinieblas”, nos
advierte el Evangelio.
Víctor
Ricardo Moreno Holguín, Pbro