La conexión entre la física cuántica y la espiritualidad según el Dalai Lama
La conexión entre la física
cuántica y la espiritualidad es para el Dalai Lama algo evidente. Según él,
todos los átomos de nuestros cuerpos incluyen parte de ese antiguo lienzo que
conformó el Universo en el pasado. Somos polvo de estrellas y estamos
conectados biológicamente a cualquier ser con vida; somos seres de energía
invisible que vibra, entidades unidas a su vez a todo lo que existe…
Si hay algo que todos sabemos es que ciencia y espiritualidad no son precisamente conocidas por armonizar en sus principios. Así, mientras en la Edad Media y en el Renacimiento resultaba altamente peligroso progresar en el campo científico bajo un contexto dominado por la clase eclesiástica (ahí tenemos, por ejemplo, la triste historia de Giordano Bruno), en la actualidad los enfoques más espirituales han sentido durante años esa visión crítica y escéptica proveniente del mundo científico.
Decir ahora que estas dos áreas o universos tradicionalmente antagónicos de nuestra sociedad se han puesto de acuerdo en algo es arriesgarnos demasiado. Sin embargo, se han acercado posturas para converger en unas ideas que sin duda pueden invitarnos a reflexionar. La filosofía budista es ese marco desde el cual puede estrechar lazos un área tan compleja como fascinante de la ciencia: hablamos de la mecánica cuántica.
Ese primer acercamiento aconteció en el 2015 en Nueva Delhi. El Dalai Lama asistió a una conferencia de dos días sobre física cuántica y filosofía Madhyamaka donde, junto a una serie de relevantes físicos y científicos de diversas áreas, exploraron una gran variedad de temas donde descubrir puntos en común. Ejes que se complementan y que de algún modo enriquecen más aún el conocimiento humano.
“Cuando tenía unos 19 o 20 años desarrollé una gran curiosidad sobre la ciencia. En China, durante los años 1954 y 1955, conocí a Mao Zedong. Una vez me elogió por tener una mente científica, y agregó que la religión era veneno, esperando tal vez que eso atraería a alguien que tenía mente científica.
Sin embargo, hace ya más de 30 años comencé una serie de diálogos centrados en la cosmología, la neurobiología, la física, incluida la física cuántica y la psicología… Creo que el budismo aporta mayor sentido a todas estos conocimientos”.
-Dalai Lama-
La conexión entre la física cuántica y la espiritualidad, ¿qué nos dice el Dalai Lama?
Las teorías que establecen una conexión entre la física cuántica y la espiritualidad no son nuevas ni provienen solo del Dalai Lama. A nuestro alcance tenemos, por ejemplo, libros como el de Ciencia y espiritualidad: una integración cuántica de Amit Goswami, profesor jubilado del Departamento de Física Teórica de la Universidad de Oregón y pionero de un nuevo paradigma científico que busca asentar las bases de una ciencia de la consciencia.
Asimismo, también tenemos a Fritjof Capra, reconocido físico austriaco investigador en física subatómica. Este científico es conocido por su trabajo El Tao de la Física (1975), donde se inició una tibia apertura del mundo académico hacia el mundo espiritual. No nos equivocamos por tanto si decimos que se está produciendo un claro acercamiento entre la comunidad física y la filosofía budista.
De hecho, físicos como Raja Ramanna, fallecido hace unos años, pero conocido sobre todo por su papel en el desarrollo nuclear de la India, se interesó en sus últimos días en los textos del filósofo Nagarjuna para descubrir algo asombroso. Muchos de los enunciados del fundador de la escuela madhiamaka del budismo majaiana se tocaban con algunos principios de la física cuántica.
Veamos esos puntos en común, esos principios de los que habló el Dalai Lama en su conferencia del 2015 en la India.
¿Qué es la física cuántica?
El término “cuántica” proviene de “quantum”, que es la unidad más pequeña que conforma la luz. Así, lo que busca por encima de todo la mecánica cuántica es poder entender la fenomenología del átomo, y todas esas partículas elementales que lo componen.
Estamos ante una ciencia que empezó alrededor del siglo XX y donde nombres como el de Max Planck asentaron gran parte de las teorías de las que disponemos en la actualidad.
Se trata de una disciplina tan llamativa como compleja que aspira a definir y entender aquello que no se ve, lo que no se puede medir y todo ese indeterminismo inscrito en las partículas que conforman nuestra realidad. De este modo, algo que ha podido saber es que si pudiéramos ver un átomo bajo un microscopio, lo que descubriríamos es un pequeño tornado. Un vórtice donde giran los quarks y los fotones.Si nos acercáramos a ellos un poco más descubriríamos algo aún más llamativo: un vacío. Porque los átomos no tienen estructura física, porque de lo que están hechos en realidad es de energía invisible, no de materia tangible. Esa idea, la de que somos energía, es uno de los pilares que configuran la conexión entre la física cuántica y la espiritualidad y de lo que habló el Dalai Lama.
Una conciencia que va más allá de lo físico
A día de hoy y en casi cualquier tienda podemos encontrar un sinfín de libros con el término “cuántico”: “computación cuántica”, “mente cuántica”, “psicología cuántica”, “curación cuántica” … Es como si ese micromundo misterioso orquestara de pronto gran parte de nuestras actividades diarias.
Sin embargo, la conexión entre la física cuántica y espiritualidad sigue siendo una de las más relevantes por esos principios que estableció el Dalai Lama durante su conferencia en la India.
La física cuántica nos demuestra que más allá de todo lo tangible y material lo que hay es energía. El budismo siempre ha defendido esa idea y esa necesidad, la de trascender a lo físico para dar mayor relevancia a nuestra conciencia. Al fin y al cabo, es esa impronta psíquica la que da sentido y forma a la propia realidad. Somos lo que pensamos, y es el propio pensamiento el que diseña lo que nos envuelve.
Una mente creadora
Amit Goswami, el profesor de física en la universidad de Oregón antes citado nos indica que el comportamiento de las micropartículas cambia dependiendo de lo que hace el observador. Cuando un observador mira aparece un tipo de onda, cuando el experimentador no actúa, no hay cambio.
Todo ello demuestra lo sensibles que son los átomos ante cada cosa que hacemos. El budismo, ha incidido siempre en ese mismo aspecto: nuestras emociones y pensamientos nos definen y definen la realidad que nos envuelve.
Conexión universal
En cada uno de nuestros átomos reside parte de ese polvo de estrellas con el que se originó el propio universo. De algún modo, tal y como nos dice el Dalai Lama, todos estamos conectados y formamos parte de una misma esencia. Concebir esta conexión nos puede ayudar a entender la importancia de generar el bien, porque todo aquello que hacemos reverberaría en el Universo y nos sería devuelto.
Para concluir, la conexión entre la física cuántica y la espiritualidad nos invita a ver con otro prisma esta área de las ciencias. Es una perspectiva quizá más sugestiva, y aunque no sea aceptable para las mentes más ortodoxas y rigurosas, no desmerece nuestra atención.
“Si pensamos en la posible la conexión entre la física cuántica y la espiritualidad, podemos ver que la mente ya no sería ese intruso accidental en el reino de la materia, sino que se alzaría más bien como una entidad creadora y gobernadora del reino de la materia”.
-R. C. Henry, El Universo Mental–