Nuestras preferencias deben ser…
No
el poder, sino la humildad
No
la diversión, sino la conversión.
No
la burla, sino el humor.
No
el racionalismo, sino el <<misterio>>.
No
la mediocridad, sino la santidad.
No
la introspección, sino la contemplación.
No
la riqueza, sino la pobreza.
No
el purismo, sino la inocencia.
No el <<mal menor>>, sino la justicia.
No
el <<bien común>>, sino el <<bien de todos>>.
No
la interpretación, sino la palabra.
No
la prudencia, sino la caridad.
No
el abuso de los bienes, sino el uso de los bienes.
No
el fanatismo, sino la fe.
No
la opresión, sino la libertad.
No
el Hombre, sino el hombre.
No
dios, sino Dios.
No
el egocentrismo, sino el humanismo.
No
la institución, sino el Espíritu.
No
una Iglesia instalada en el mundo, sino <<perseguida>>.
No
el absurdo, sino el <<misterio>>.
No
la separación, sino la comunicación.
No
mi voluntad, sino la voluntad del Padre.
No
la contemplación de uno mismo, sino el olvido.
No
yo, sino el <<Cuerpo Místico>>.
No
el acomodo en la verdad, sino buscar la <<verdad>>.
No
el desprecio o el odio, sino el <<amor>>.
No
la fuerza del rico, sino la <<debilidad del pobre>>.
No
la evasión, sino la participación.
No
el individualismo, sino la <<comunión>>.
No
el mal, sino el bien.
No
el príncipe de este mundo, sino el <<Creador>>.
Palabras
para el Silencio
Colaboración de Juan García de Paredes.