Autores
Texto: Carol Zardetto
Foto: Eduardo Say
Gráficos: Dénnys Mejía
Mientras el gobierno despilfarra fondos en compras y proyectos cuestionados, abandona a la población más vulnerable: 400,000 guatemaltecos se encuentran en situación de crisis alimentaria y cerca de 3 millones están bajo amenaza de llegar a esta situación crítica.
En junio del presente año el gobierno presentó el Programa Nacional de Emergencia Conflicto Rusia Ucrania en respuesta al alza en alimentos básicos como el trigo, el maíz y el frijol e insumos agrícolas. Sin embargo, la asignación presupuestaria de más de 6,000 millones de quetzales se destinó mayoritariamente a fines distintos tales como el proyecto de mejoramiento de la infraestructura vial y el subsidio de combustibles que han sido tachados de clientelistas. Así, sin fondos suficientes para resolverla y en manos del Maga y el Mides, la crisis alimentaria amenaza con llegar a ser crítica para cerca de tres millones de guatemaltecos sin que se avizore la acción efectiva por parte del Estado. Esta entrevista con Erick Coyoy, investigador de la Vicerrectoría de Investigación y Proyección de la URL (VRIP), nos permite comprender la gravedad del problema y la ineficiencia en el uso de la suma asignada para resolverlo.
Ha resultado evidente
el impacto que la invasión de Ucrania ha provocado en el alza de los precios
del petróleo y cómo esto ha incidido en los precios de los combustibles en
Guatemala. Pero quizá necesitamos
comprender mejor el impacto que tendrá sobre los precios de los alimentos. ¿Nos podría explicar qué factores afectan y
afectarán el precio y producción de alimentos?
Como resultado del
confinamiento durante la pandemia, todo el volumen del comercio internacional
se redujo y, cuando se dio la reactivación económica en el 2021, las empresas
no pudieron reaccionar rápidamente a la demanda. Eso trajo presiones
inflacionarias.
En febrero del 2022
esta presión se volvió crítica debido a la intervención militar de Rusia en
Ucrania. Además de crear problemas de
insuficiencia de oferta, generó especulación en los mercados mundiales y, de
inmediato, un repunte en el precio del petróleo y del gas natural que es un
combustible muy utilizado en los países desarrollados.
Es importante resaltar que el gas natural también sirve para la producción de fertilizantes directamente vinculados con la producción de alimentos. De esta cuenta, se produjo un repunte en el precio de los fertilizantes a nivel mundial.
Erick Coyoy,
investigador de la Vicerrectoría de Investigación y Proyección de la URL (VRIP)
/ Simone Dalmasso
El bloqueo comercial a
Rusia, así como las condiciones de guerra en Ucrania, generaron escasez en el
suministro para el mercado mundial de alimentos. Según el índice del precio mundial de los
alimentos emitido por la FAO, entre junio y julio del 2022 el incremento ha
sido de un 30%.
Por otra parte, tanto
Rusia como Ucrania son productores muy importantes de trigo que es un alimento
básico. También el maíz se está viendo afectado y, seguramente, es el producto
que más impacto está teniendo a nivel local. No solamente se trata de un
problema de precios altos. Para la población de más bajos recursos, es una
amenaza real para su seguridad alimentaria que generalmente es precaria. Hay
que considerar que, en el caso del maíz en Guatemala, el precio prácticamente
se ha duplicado, desde principios del 2021 hasta mediados del 2022 subió de
Q100 que costaba el quintal de maíz a Q200 en el mercado La Terminal que es un
referente muy importante para el precio nacional.
¿Qué debemos entender
por crisis en la seguridad alimentaria?
Guatemala siempre tiene
problemas estacionales en la disponibilidad de alimentos. Esto quiere decir
que, debido a los altos niveles de pobreza, la gente no logra contar con un
flujo permanente de ingresos para comprar alimentos en las épocas en las que
sus propias cosechas de subsistencia no están disponibles y eso genera
episodios de «hambre estacional», como le llaman las instituciones de gobierno.
Cuando a esta situación
añadimos eventos climáticos cada vez más frecuentes y que afectan de manera más
dura a los agricultores, especialmente en regiones vulnerables como el corredor
seco, la capacidad de alimentarse de las familias se reduce y entran en una crisis.
Si a la situación
añadimos lo que hablábamos antes: el fuerte incremento del precio del maíz
blanco, y segundo por el incremento de precio de los insumos agrícolas como el
fertilizante, resulta previsible que se agudicen los problemas de provisión alimenticia.
Precios altos de productos de consumo y precios altos de insumos para la
producción agrícola. La expectativa es que la producción de alimentos para el
próximo año se vea disminuida pues los agricultores no contarán con los
fertilizantes para generar la productividad usual en sus cultivos.
La milpa, los árboles y
una de las canoas que usaron los vecinos en la Aldea La Playa, Panzós, Alta
Verapaz, para recorrer la inundación y tratar de recuperar la milpa que se dañó
por el desborde del Río Polochic, en junio / Eduardo Say
¿Podría elevarse el
récord histórico de desnutrición dadas estas circunstancias
extraordinarias?
Sí, principalmente lo
que se refiere a desnutrición aguda, derivada del hambre. El Programa Mundial
de Alimentos hace un informe todos los años acerca de la situación hambruna en
el mundo. La expectativa es que esta situación se deteriore el próximo año. En
el caso de Guatemala, esta situación se agrava por la inestabilidad climática
que hemos venido experimentando los últimos años. La estación lluviosa apenas ha empezado y ya
hemos visto situaciones de lluvias extraordinariamente fuertes, inundaciones
severas que seguramente afectarán áreas de cultivo agrícola.
El gobierno no ha hecho
nada para atender el problema y tampoco tenemos una estimación de daños. Pero,
lo que es seguro es que habrá un desabastecimiento para la población. Debemos
tomar en consideración que la mayoría de los guatemaltecos vive en áreas
rurales y depende de los cultivos de subsistencia para su propio consumo. Al
verse afectados por altos precios y una temporada altamente lluviosa, su
disponibilidad de alimentos puede verse afectada.
¿Cuál es el número de
guatemaltecos que tentativamente estará en situación de crisis
alimentaria?
Actualmente, unas
400,000 personas están ya en una fase de crisis de seguridad alimentaria porque
no logran abastecerse de suficientes alimentos para no pasar hambre. Lo que puede ocurrir en el 2023 es que esta
cantidad de personas en situación crítica se eleve significativamente.
“Hasta ya le salieron
raíces a las mazorcas” comentaban los vecinos de Panzós, Alta Verapaz, en junio,
al observar los efectos de las inundaciones en las cosechas / Eduardo Say
Y aun cuando no están
en crisis, alrededor de 3 millones de guatemaltecos están en situación de
riesgo, es decir, no se ha concretado la situación de hambruna, pero el riesgo
es real. Si la situación se sigue deteriorando, por lluvias, inundaciones,
pérdida de cultivos podemos llegar allí con esa cifra tan elevada de personas.
¿Conforme a sus
afirmaciones anteriores, actualmente esos 400,000 guatemaltecos ya deberían
estar recibiendo una asistencia directa por parte del gobierno?
Sí, efectivamente, eso es lo que debería
ocurrir. La misma Plaza Pública ha documentado que hay personas que apenas
logran abastecerse para un tiempo de comida al día. Y es precisamente porque la
asistencia del gobierno no llega. Ni el Mides, ni el Maga cumplen con su
función de atender a estos segmentos más necesitados.
En el informe publicado, se indica que hay áreas
geográficas de Guatemala más afectadas. ¿Cuáles son los departamentos?
Todo el altiplano
occidental: Quiché, Huehuetenango, Totonicapán, Alta Verapaz, y, además
Chiquimula en el corredor seco. Pero en el altiplano occidental el problema se
agrava, pues es allí donde más golpea el
cambio climático. El trastorno que ha ocurrido en el régimen de lluvias que ya
no es confiable. A los agricultores les afecta seriamente esta inestabilidad
pues no pueden producir sus cultivos como lo han hecho siempre.