Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

29 de septiembre de 2022

EVANGELIO DOMINGO 2-Octubre-2022- (Lc 17, 5-10)

AUMÉNTANOS LA FE


En aquel tiempo, los apóstoles dijeron al Señor:

- Auméntanos la fe

El Señor contestó:

Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera:<<Arráncate de raíz y plántate en el mar>>, y os obedecería. Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros le dice: <<Enseguida, ven y ponte a la mesa>>? ¿No le diréis: <<Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo; y después comerás y beberás tú>>? ¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho lo mandado, decid: <<Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer>>

 (Lucas 17, 5-10)

FE MÁS VIVA EN JESÚS

<<Auméntanos la >>. Así le piden los apóstoles a Jesús: <<Añádenos más fe a la que ya tenemos>>. Sienten que la fe que viven desde niños dentro de Israel es insuficiente. A esa fe tradicional han de añadirle <<algo más>> para seguir a Jesús. ¿Y quién mejor que él para darles lo que falta a su fe?

Los discípulos le están pidiendo una nueva dosis de fe, pero lo que necesitan no es eso. Su problema consiste en que la fe auténtica que hay en su corazón no llega ni a <<un granito de mostaza>>.

Jesús les viene a decir: lo importante no es la cantidad de fe, sino la calidad.

Lo primero que necesitamos hoy los cristianos no es <<aumentar>>nuestra fe en toda la doctrina que hemos ido formulando a lo largo de los siglos. Lo decisivo es reavivar en nosotros una fe viva y fuerte en Jesús. Lo importante no es creer cosas. Sino creerle a él.

Jesús es lo mejor que tenemos en la Iglesia y lo mejor que podemos ofrecer y comunicar al mundo de hoy.

Por eso nada hay más urgente y decisivo para los cristianos que poner a Jesús en el centro del cristianismo, es decir, en el centro de nuestras comunidades y nuestros corazones.

Para ello necesitamos conocerlo de manera más viva y concreta, contagiarnos de su pasión por Dios y su compasión por los últimos.

AUMÉNTANOS LA FE

A medida que Jesús les descubre el proyecto de Dios y la tarea que les quiere encomendar, los discípulos sienten que no les basta la fe que viven desde niños para responder a su llamada. Necesitan una fe más robusta y vigorosa.

Han pasado más de veinte siglos. ¿No necesitamos pedir de nuevo al Señor que aumente nuestra fe?.

Señor, auméntanos la fe. Enséñanos que la fe no consiste en creer en algo, sino en creer en ti, Hijo encarnado de Dios, aprender a vivir con tu estilo de vida y seguir de cerca tus pasos.

Enséñanos a vivir en estos tiempos una fe fundada no en apoyos externos, sino en tu presencia viva en nuestros corazones y en nuestras comunidades creyentes.

Auméntanos la fe. Haznos vivir una relación más vital contigo, sabiendo que tú, nuestro Maestro y Señor, eres lo primero, lo más valioso y atractivo que tenemos en la Iglesia.

Ayúdanos a vivir humildemente nuestra fe con pasión por Dios y compasión hacia los que sufren.

Auméntanos la fe. No nos dejes caer en un cristianismo sin cruz.

Enséñanos a seguirte tomando nuestra cruz cada día.

LA AUDACIA DE CREER

La pregunta sobre el misterio del universo parece inevitable para todos. Lo propio de los creyentes, a diferencia de los agnósticos es que nos atrevemos a abandonarnos de manera confiada a ese Misterio que subyace a la <<totalidad del universo>>.

Como decía Karl Rahner, una ínfima partícula del cosmos se atreve a relacionarse con la <<totalidad incomprensible y fundante del universo. Los cristianos hemos de tomar más conciencia de la audacia inaudita que supone atrevernos a confiar en el misterio de Dios.

El mensaje más nuclear y original de Jesús ha consistido precisamente en invitar al ser humano a confiar incondicionalmente en el Misterio insondable que está en el origen de todo.

Esto es lo que resuena en su anuncio: <<No tengáis miedo…Confiad en Dios. Llamadlo Abbá, Padre querido. Él cuida de vosotros. Hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados. Tened fe en Dios>>

 

El ser humano se está alejando hoy de Dios no porque esté convencido de su no existencia, sino porque no se atreve a abandonarse confiadamente a él.

ORAR DESDE LA DUDA

En el creyente pueden surgir dudas sobre un punto u otro del mensaje cristiano. Un Son cuestiones que están pidiendo una mayor clarificación.

La duda nos hace experimentar que no somos capaces de <<poseer>>la verdad. Ante el misterio último de la existencia hemos de caminar con humildad y sinceridad.

La duda, por otra parte, pone a prueba mi libertad. Nadie puede responder en mi lugar. Soy yo el que me encuentro enfrentado a mi propia libertad y el que tengo que pronunciar un <<si>> o un <<no>>.

¿Estoy dispuesto a dejarme interpelar por la verdad del Evangelio?. La fe brota del corazón sincero que se detiene a escuchar a Dios. Si de verdad buscamos a Dios, siempre podemos decir desde el fondo de nuestro corazón esa oración de los discípulos: <<Señor, auméntanos la fe>>. El que ora así es ya creyente.

RECONSTRUIR LA EXPERIENCIA RELIGIOSA

Hoy no se puede creer en Dios como hace unos años. A nosotros nos toca la apasionante tarea de aprender caminos nuevos para abrirnos al misterio de Dios, siguiendo de cerca a ese Jesús que sabía <<enseñar el camino de Dios conforme a la verdad>>.

¿Cómo reconstruir hoy la experiencia religiosa?

Lo primero, hoy como siempre, es reconocer y aceptar la propia finitud. En el fondo, la vida me va diciendo de mil formas que yo no soy todo, no lo puedo todo, no soy la fuente de mi ser ni su dueño.

El segundo paso es aceptar ser desde esta realidad que llamamos <<Dios>>. Aceptar con confianza ese Misterio que fundamenta nuestro ser.

La fe <<sucede>> en nuestro interior como gracia y regalo del mismo Dios. La persona <<sabe>> que no está sola, y acepta vivir de esa presencia oscura, pero inconfundible de Dios.

La confianza en ese Misterio que llamamos <<Dios>> lo cambia todo. Hay muchas cosas que seguimos sin entender, pero <<sabemos>> que la palabra <<Dios>> encierra un misterio en el que está lo que de verdad desea el corazón humano.

Cuánto bien hace a quienes viven en plena crisis religiosa repetir la oración de los apóstoles: <<Auméntanos la fe>>.

José Antonio Pagola

Colaboración de Juan García de Paredes.