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8 de septiembre de 2022

PALABRAS PARA EL SILENCIO

Hijo (El hijo pródigo)

Martín Irure

 


Cuando el hijo se despidió del padre

- Adiós viejo, gracias por todo

- Y hasta siempre,

se sentía el hombre más dichoso

y libre de la tierra,

como si estuviera viviendo

un sueño irrealizable.

 

Era un joven postmoderno.

No me importan, decía,

la ética y las leyes,

ya está bien

de tradiciones y relatos,

y todos esos rezos aburridos

no quiero mirar más al pasado,

ni a las amenazas o esperanzas

del futuro.

 

Quiero vivir mi vida,

quiero vivirla ya,

quiero ser alegre y divertido,

lejos del aguafiestas de mi hermano

y del cantamañanas del viejo.

 

Vivir la vida y dejar vivir,

degustar cada fragmento de placer

o de belleza;

divertirse;

dejarse embriagar de sensaciones;

olvidar el debes y el porqué;

apreciar cada flor y cada beso.

 

El resto, ya sabéis.

Disfrutó. Aquello fue demasiado.

 

Pero pronto

_ ¡qué fugaz es la vida! ,

muy pronto- se agotó la pasta.

Vinieron los cerdos,

como un mal rollo.

 

Así que será mejor volver al refugio

y olvidar esta experiencia.

Sé que el padre me espera.

Lo conozco.

Vale la pena una reconciliación

con él.

 













Quiero serle sincero; se lo merece.

Voy a cantar toda la verdad.

Quiero decirle que lo siento por él,

sólo por él.

Quiero decirle que la vida, sin él,

tiene menos sentido.

Después, Dios dirá.

Pero todo será distinto, espero.

 

Palabras para el Silencio 

Colaboración de Juan García de Paredes.