Hacia la unidad y la resistencia
Víctor Manuel RuanoDesde la periferia, con
“los nadies” y “los ninguneados”; desde lo no-sagrado, con los paganos e
impuros, llega la Buena Noticia de Jesús, por la fe de un samaritano, que era
un “descartado” y marginado en la sociedad de aquel tiempo. Por su fe resiste y
alcanza la salvación integral.
En el evangelio de este
domingo, el curado de lepra que regresa para dar gracias es “un extranjero”,
considerado religiosamente impuro, no practica el culto, ni puede entrar en el
templo ni observa la Ley. Recibe el elogio de Jesús y la invitación a
“levantarse” y ponerse en camino, pues su fe, como actitud de confianza en el
proyecto de Jesús, le hace experimentar la salvación, como realidad de una vida
nueva, diferente y mejor.
Desde un “descartado”, ejemplo de resistencia por su fe, llega la Buena Noticia de Jesús.
En Guatemala, la llamada a vivir en la perspectiva del reino, para ponerse de lado de los empobrecidos y las víctimas del régimen de impunidad y corrupción que tenemos, viene del proyecto de “Resistencia” no violenta, lanzado por el cardenal Ramazzini, que ha provocado escozor en algunos sectores de la Iglesia, del gobierno y de cierta derecha racista y privilegiada.
La invitación es a todos
los sectores, organizaciones, pueblos indígenas, campesinos, estudiantes,
profesionales, académicos, intelectuales, religiosos, amas de casa, maestros,
empresarios, artistas, periodistas, migrantes y operadores de justicia en el
exilio a integrar la Convergencia Nacional de Resistencia (CNR), para desalojar
del Poder Político a las redes criminales de corrupción e impunidad, que
mantienen capturado al Estado, y para promover la construcción de un país
democrático y desarrollado integralmente.
La llamada a curarse de
la lepra de la corrupción e impunidad llega hoy desde la CNR, como espacio
ciudadano y humanista, ético y de fe adulta, que hace brotar una luz de
esperanza ante la dictadura que hoy nos corrompe. Queremos que en todos los
rincones de la patria “la esperanza florezca”, la unidad se consolide y la
resistencia se fortalezca, para encontrar juntos, los que amamos la libertad y
la justicia, caminos democráticos que fundamenten y animen la construcción de
la paz y el desarrollo integral.
La CNR se define como una plataforma cívica ciudadana, donde unimos nuestro pensamiento plural, nuestras voces críticas y nuestras acciones coordinadas, pero identificados con la preocupación común de defender la democracia y el estado de Derecho, responder a las demandas de los pueblos en búsqueda de la transformación del Estado; la depuración de las instituciones públicas y desalojar del Poder Político a las redes criminales, de corrupción e impunidad que mantienen capturado al Estado.
El corazón de este
movimiento social y ético es la resistencia no violenta como método de lucha y
el diálogo incluyente como dinámica de participación para generar propuestas
factibles. Esta es una forma poderosa, sustentada en nuestro Ordenamiento
Jurídico, para que las personas y los pueblos defiendan y luchen por sus
derechos, la libertad, la justicia, la paz, el desarrollo integral, la libre
autodeterminación y la democracia sin recurrir a la violencia.
No tenemos ningún
interés de tomar el poder ni de formar parte de la partidocracia corrupta que
se instaló desde 1954 hasta hoy para desgracia de nuestros pueblos. Nos anima
“la mejor política”, como la búsqueda del bien común y la expresión más alta
del ejercicio de la caridad como forma de vida civilizada.
En la CNR no queremos
organizaciones que tengan responsabilidad en violaciones a derechos humanos,
que tengan participación en actos de corrupción e impunidad, y que formen parte
de algún partido político.
Los leprosos curados nos indican que sí es posible salir de la debacle social en la que está sumido el país, pero es necesario ir al encuentro de quien puede contribuir a ello. La CNR es una alternativa en la medida que todas las resistencias legítimas se integren y luchen por ir al origen de la lepra social: corrupción e impunidad.