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23 de noviembre de 2022

EVANGELIO DOMINGO 27-NOVIEMBRE-2022 (Mt 24, 37-44). REFLEXIONES PAGOLA

 

VIGILAD

Dijo Jesús a sus discípulos:

Lo que pasó en tiempos de Noé, pasará cuando venga el Hijo del hombre. Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entro en el arca; y, cuando menos lo esperaban, llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: dos hombres estarán en el campo, a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo, a una se la llevarán y a otra la dejarán.

Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.

Comprended que, si supiera el dueño de la casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa.

Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre (Mateo 24, 37-44).

 


¿SEGUIMOS DESPIERTOS?

Un día la historia apasionante de los hombres terminará, como termina inevitablemente la vida de cada uno de nosotros. Los evangelios ponen en boca de Jesús un discurso sobre este final, y siempre destacan una exhortación: <<vigilad>>, <<estad alerta>>, <<vivid despiertos>>. Las primeras generaciones cristianas dieron mucha importancia a esta vigilancia.

Han pasado muchos siglos desde entonces. ¿Cómo vivimos los cristianos de hoy?, ¿seguimos despiertos o nos hemos ido durmiendo poco a poco? ¿Vivimos atraídos por Jesús o distraídos por toda clase de cuestiones secundarias? ¿le seguimos a él o hemos aprendido a vivir al estilo de todos?

Vigilar es vivir atentos a la realidad. Escuchar los gemidos de los que sufren. Sentir el amor de Dios a la vida. Sin esta sensibilidad no es posible caminar tras los pasos de Jesús.

Vivimos a veces inmunizados a las llamadas del evangelio. Tenemos corazón, pero se nos ha endurecido; tenemos oídos, pero no escuchamos lo que Jesús escuchaba; tenemos ojos, pero no vemos la vida como la veía él, ni miramos a las personas como él las miraba.

 

¿CÓMO DESPERTAR?

Lo repitió Jesús una y otra vez: <<Estad siempre despiertos>>. Le preocupaba que el fuego inicial se apagara y sus seguidores se durmieran. Es el gran riesgo de los cristianos: instalarnos cómodamente en nuestras creencias, <<acostumbrarnos>> al evangelio y vivir adormecidos en la observancia tranquila de una religión apagada. ¿Cómo despertar?

Lo primero es volver a Jesús y sintonizar con la experiencia primera que desencadenó todo. Hemos de arraigar nuestra fe en la persona de Jesús, volver a nacer de su espíritu. Nada hay más importante que esto en la Iglesia. Solo Jesús nos puede conducir de nuevo a lo esencial.

Hay algo más. La clave desde la que Jesús vivía a Dios y miraba la vida entera no era el pecado, la moral o la ley, sino el sufrimiento de las gentes. No estamos siguiendo bien los pasos de Jesús si vivimos más preocupados por la religión que por el sufrimiento de las personas.

Lo importante para Jesús es siempre la vida digna y dichosa de las personas.

Cada uno hemos de sacudirnos de encima la indiferencia, la rutina y la pasividad que nos hace vivir dormidos.

 

REACCIONAR

Se olvida, por lo general, un dato enormemente esperanzador.

Está creciendo en la conciencia de muchas personas un sentimiento de indignación ante tanta injusticia, degradación y sufrimiento. Son muchos los hombres y mujeres que no se resignan ya a aceptar una sociedad tan poco humana. De su corazón brota un <<no>> firme a lo inhumano.

Esta resistencia al mal es común a cristianos y agnósticos. Como decía el teólogo holandés E. Schillebeeckx, puede hablarse dentro de la sociedad moderna de <<un frente común, de creyentes y no creyentes, de cara a un mundo mejor, de aspecto más humano>>.

En el fondo de esta reacción hay una búsqueda de algo diferente, un reducto de esperanza, un anhelo de algo que en esta sociedad no se ve cumplido. Es el sentimiento de que podríamos ser más humanos, más felices y más buenos en una sociedad más justa, aunque siempre limitada y precaria.

En este contexto cobra una actualidad particular la llamada de Jesús: <<Estad en vela>>. Tal vez esto es lo primero. Reaccionar y mantener despierta la resistencia y la rebeldía. Atrevernos a ser diferentes. No actuar como todo el mundo. No identificarnos con lo inhumano de esta sociedad. Vivir en contradicción con tanta mediocridad y falta de sensatez. Iniciar la reacción.

Es posible cambiar el rumbo equivocado que lleva esta sociedad.

Lo que necesita es que cada vez haya más personas lúcidas que se atrevan a introducir sensatez en medio de tanta locura, sentido moral en medio de tanto vacío ético, calor humano y solidaridad en el interior de tanto pragmatismo sin corazón.

NUNCA ES TARDE

Recientemente se viene hablando en la sociedad occidental de una <<patología de la abundancia>>, cuyos síntomas son diversos. Un cierto tipo de bienestar fácil puede llevar a atrofiar el crecimiento sano de la persona, aletargando su espíritu y adormeciendo su vitalidad.

Se incita a la ganancia del dinero fácil, se promueven los juegos de azar, y luego nos lamentamos de que se produzcan fraudes y negocios sucios. Se educa a los hijos en la insolidaridad y la búsqueda egoísta de su propio interés, y más tarde nos sorprende que se desentiendan de sus padres ancianos.

Protestamos del número alarmante de violaciones y agresiones sexuales de todo tipo, pero se sigue fomentando el desenfreno sexual de muchas maneras.

De la frivolidad solo podemos liberarnos despertando de la inconsciencia, reaccionando con vigor y aprendiendo a vivir de manera más lúcida. Este es precisamente el grito del evangelio:

<<Despertad. Sacudíos el sueño. Sed lúcidos>>.

Nunca es tarde para escuchar la llamada de Jesús a <<vivir vigilante>>, despertando de tanta frivolidad y asumiendo la vida de manera más responsable.

REORIENTAR NUESTRA VIDA

A veces, la crisis adquiere un tono religioso. ¿Podemos hablar de <<pérdida de fe>>? No sabemos ya en qué creer, nada logra iluminarnos por dentro, hemos abandonado la religión ingenua de otros tiempos, pero no la hemos sustituido por nada mejor.

Puede crecer entonces en nosotros una sensación extraña: nos hemos quedado sin clave alguna para orientar nuestra vida.

¿Qué podemos hacer?

Lo primero es no ceder a la tristeza ni a la crispación: todo nos está llamando a vivir. Dentro de este malestar tan persistente hay algo muy saludable: nuestro deseo de vivir algo más positivo y menos postizo, algo más digno y menos artificial. Lo que necesitamos es reorientar nuestra vida.

¿Por qué no nos detenemos a oír esa llamada urgente de Jesús a despertad? ¿No necesitamos escuchar sus palabras?: <<Estad en vela>>, <<daos cuenta del momento que vivís>>, <<es hora de despertad>>. Todos hemos de preguntarnos qué es lo que estamos descuidando en nuestra vida, que es lo que hemos de cambiar y a qué hemos de dedicar más atención y más tiempo.

Las palabras de Jesús están dirigidas a todos y a cada uno:

<<Vigilad>>. Hemos de reaccionar. Si lo hacemos, viviremos uno de esos raros momentos en que nos sentimos <<despiertos>> desde lo más hondo de nuestro ser.

José Antonio Pagola

Colaboración de Juan García de Paredes.