PALABRA A VOLEO: ENMENDAR LA PLANA
Martín Valmaseda-
ENMENDAR LA PLANA se dice cuando alguien hace algo importante pero sus sucesores cambian lo que él hizo y no son fieles a su idea original. Eso hicimos nosotros con el mensaje de Jesús de Nazaret
NO LE ENMENDEMOS LA
PLANA
No le enmendemos la
plana
al que empezó un mundo
nuevo,
al que vino sin poder,
con su palabra y sus
hechos,
y comunicó en la paz
de otra realidad sus sueños.
los sacerdotes del
templo:
"¡Duras son estas
palabras.
Nosotros no lo
entendemos!"
Eso sí, entendieron
bien
que les fundía su
invento,
derrumbaba sus negocios,
denunciaba el viejo templo.
***
los poderes de aquel
tiempo,
sus enemigos unidos:
el sacerdocio, el
imperio.
***
la buena nueva
acogieron,
sus palabras, sus
acciones
y su mesa compartieron,
se hundieron en el
fracaso,
al ver a su líder
muerto.
Mas, contra toda
esperanza,
con vida nueva lo
vieron.
Él se lo había pedido,
a Galilea volvieron.
Sin templo, sin
sacerdotes,
continuaron
transmitiendo
el mensaje salvador
que del Maestro
aprendieron:
el reino de Dios se
implanta
viviendo el amor
fraterno,
partiendo el pan con
los pobres
y curando a los
enfermos,
levantando al fin la
copa
de Dios, que está
aquí de nuevo,
reviviendo aquella
cena,
en su memoria lo
hicieron
***
Han pasado veinte
siglos
y este mundo marcha
mal,
dividido en el abismo
que abre la
desigualdad.
Los amigos de Yeshúa
se van volviendo hacia
atrás,
dominados en la iglesia
por la casta clerical,
el sacerdocio, el
imperio,
les vuelven a
envenenar,
haciendo que la
enseñanza
de Yeshúa no vuelva más
y los fieles desconozcan
su mensaje original:
en vez de mesas,
altares,
misa sin partir el pan,
no celebran en las
casas
sino en templo o
catedral.
Y, lo peor, olvidaron
un detalle principal,
Jesús no fue sacerdote,
hoy no hay misa si no
está
algún clérigo ordenado,
presidiendo en el altar.
¡Qué insolencia!, a
Jesús mismo
le llegaron a enmendar
lo que dijo y lo que
hizo.
Tendremos que destapar
la estafa que dura
siglos,
y oculta la novedad
que el Rabí trajo a la
tierra.
Cuando quieren reformar
reuniéndose en
concilios
la vida en la
cristiandad,
en su intento los obispos
no saben cómo actuar,
unos van hacia delante,
otros vuelven hacia
atrás,
los cristianos se
dividen.
El concilio de Letrán
y el de Trento echaron
freno
a una reforma en
verdad.
El Vaticano Segundo,
intentó recuperar
lo que enseñó el mismo
Cristo,
pero han logrado apagar
los impulsos del
espíritu
en reforma artificial.
Aquí está el papa
Francisco,
en campaña sinodal,
enfrentado a cardenales
que no quieren avanzar
y nosotros a su lado
no dejamos de gritar:
Lo que empezó
Jesucristo
¿nadie lo puede
arreglar?
Martín Valmaseda