Los tamales y el ponche son parte de una tradición milenaria de los guatemaltecos
Los mayas registraron que
cada año entre el 21 y 22 de diciembre se vive la noche más larga del año.
Durante estas fechas se puede ver cómo KINICH AJAW (el sol) lanza sus poderosos rayos sobre algunos templos mayas.
En Mayapan y Chichén Itzá
podemos ver el cuerpo de una serpiente reptando. Eso simboliza a Gucumatz bajando al mundo de
Xibalba, avisándonos que estamos por entrar a la noche más larga del año:
N’IM U’PAM AQ’AB’
Por eso la fiesta
patronal de Chichicastenango se celebra el 21 de diciembre, es el día que el
Sol emerge triunfante del Inframundo.
Este evento se nombró
Paxk’ Uwa’ que significa: nuestra música y comida para el Sol.
Para los mayas este
triunfo merecía una gran celebración.
En los hogares se
acostumbraban a colocar telas de colores, collares de manzanilla que
representan las etapas y el recorrido del Sol durante el año Maya de 365 días.
En la esquina del N’im Ja’ (La casa mayor)
Sembraban en la tierra un
tipo de antorcha con POM para alumbrar el camino de Gucumatz.
Se disfruta del KAB’ o
ponche de frutas para representar la vida y toda la cosecha recibida a lo largo
del año.
El platillo tradicional
son los paches o tamales, los cuales también tienen una gran conexión con el cosmos.
La masa representa el
sagrado maíz, el inicio de todo, la carne representa al hombre y el recado
representa la vida y la chispa divina, la hoja de plátano simboliza la
naturaleza y el tz’alop (lazo de petate) lo amarran en forma de cruz que representa
los puntos cardinales.
Después de la comida se
acostumbra hacer grandes ceremonias de fuego sagrado, con música, danzas, y
escuchar el relato y experiencia de las abuelas y abuelos Mayas.