Por: P. Dennis Doren LC
Navidad eres tú, cuando
decides nacer de nuevo cada día y dejar entrar a Dios en tu alma.
El pino de Navidad eres
tú, cuando resistes vigoroso a los vientos y dificultades de la vida.
Los adornos de Navidad
eres tú, cuando tus virtudes son colores que adornan tu vida.
La campana de Navidad
eres tú, cuando llamas, congregas y buscas unir.
La luz de Navidad eres
tú, cuando iluminas con tu vida el camino de los demás con la bondad, la paciencia,
la alegría y la generosidad.
Los ángeles de Navidad eres tú, cuando cantas al mundo un mensaje de paz, de justicia y de amor.
Los pastores de Navidad
eres tú, cuando llenas tu corazón con aquel que lo tiene todo.
La estrella de Navidad
eres tú, cuando conduces a alguien al encuentro del Señor.
Los reyes magos eres
tú, cuando das lo mejor que tienes, sin importar a quien.
La vela de Navidad eres
tú, cuando decides iluminar.
La música de Navidad
eres tú, cuando conquistas la armonía dentro de ti.
El regalo de Navidad
eres tú, cuando eres de verdad amigo y hermano de todo ser humano.
La tarjeta de Navidad
eres tú, cuando la bondad está escrita en tus manos.
La felicitación de
Navidad eres tú, cuando perdonas y restableces la paz, aun cuando sufras.
La Misa de Navidad eres
tú, cuando te haces alabanza, ofrenda y comunión.
La cena de Navidad eres
tú, cuando sacias de pan y de esperanza al pobre que está a tu lado.
La fiesta de Navidad eres tú, cuando dejas el luto y te vistes de gala.
Tú eres, sí, la noche
feliz de Navidad, cuando humilde y consciente, recibes en el silencio de la
noche al Salvador del mundo sin ruidos ni gran aparatocidad, tu sonrisa de confianza
y de ternura en la contemplación interior de una Navidad perenne que establece el
reino dentro de ti. ¡Feliz Navidad!
Fuente: Catholic.net