El Papa Francisco ha visitado el Congo y sigue en Sudán del Sur, en un viaje marcada por miles, millones, de muertos en guerras, en gran parte inducidas desde fuera, a fin de mantener un dominio neo-colonial de aquellas tierras.
De África vinimos los humanos. En África se decide nuestra suerte futura, como dice
Francisco, como me decía Masabo, el africano de los Lagos, en su tesis, hoy más
actual que nunca, tras veinte años de falsa paz.
Con ella puedo y quiero interpretar el viaje de
Francisco, lo que hemos hecho y debemos hacer con África y por África.
03.02.2023 | X.Pikaza
Una guerra que muchos
quieren acallar
La guerra empezó antes
de la colonia con el tráfico de esclavos; siguió durante la colonia, con el
dominio sobre inmensas poblaciones sometidas a las potencias extranjeras… Y sigue
todavía, este mismo año 2023, como está diciendo con voz recia Francisco Papa.
El tema no son solo las
grandes potencias neo-coloniales, USA y China, Francia, Inglaterra, sino las
grandes compañías mercantiles, ávidas de oro y de metales ricos que el mundo
“más rico de avaricia” necesita para mantener sus privilegios.
Es difícil entender todos los
entresijos de esta guerra. El Papa habla claro, pero la “gran prensa”, manejada
por el dinero de los que se aprovechan de las guerras de África, guarda un gran
silencio. No le conviene airear las miserias de la que provienen la riqueza de
sus lectores y oyentes.
Vamos a recordar aquel genocidio, en el entorno del Congo: A lo largo de tres meses, entre el 7 de abril y el 4 de julio de 1994, fueron exterminados en Ruanda más de 800 000 hombres, mujeres y niños, niños simplemente por ser de otra etnia distinta… y porque convenía mantener a la zona esclavizada, sin fuerza para oponerse al saqueo que se avecinaba. Algo semejante pasó en Burundi y en toda la zona de los Grandes Lagos (Congo, Tanzania...), a lo largo de cuatro larguísimos años de sangre y de muerte (1993-1997), con cinco o seis millones de asesinado.
Tres tribus o “comunidades” de
personas habitaban en la zona desde antiguo: Hutu, Tutsi y Twa (pigmeos, no-hombres).
Mejor o peor habían convivido durante siglos. Pero en los últimos años del
siglo XX las relaciones grupales se volvieron cada vez más tensas, a causa del
enfrentamiento de los grupos tribales y también por el choque cultural impuesto
por las potencias coloniales (Bélgica, Francia, Inglaterra) y sobre todo (last
but not least) por los intereses económicos
de las nuevas grandes potencias económicas, necesitadas de metales
ricos. Las causas no fueron ni son
unívocas, ni del todo claras, y en otros lugares al parecer más
“civilizados” se dieron también genocidios (Alemania y URSS, China y Camboya,
Turquía y Croacia…), pero el de los Grandes Lagos ha sido especialmente duro.
Fuerzas de muerte cruzaron la zona, matando de un modo sistemático a grupos
inmensos de población (hutus a un lado, tutsis a otros, con los Twa negados
como siempre).
He tenido la suerte de conocer a Masabo Damase, natural de Burundi, superviviente de la masacre (mataron a casi todos sus familiares, él mismo estuvo al borde de la muerte). Masabo elaboró y defendió, bajo mi dirección, una notable tesis doctoral, en la Facultad de Teología de la U. Pontificia de Salamanca, titulada: El drama de los Grandes Lagos (1993-1997). Esbozo de una teología bantú del sufrimiento (Salamanca 28 del VI de 2001). (Texto on line en https://summa.upsa.es/details.vm?q=id:0000014185&lang=es&view=main)
Con ligeros retoques, la tesis
se publicó en Roma (Monte Carmelo 3, año 2006). Ahora, pasados 30 años de los
acontecimientos y más de veinte de la defensa de la tesis de Masabo, quiero
presentar un esbozo de la misma, para recordar y situar el tema, en el contexto
del vieja del Papa Francisco a otros lugares de África marcado también por el
egoísmo y robo sistemáticos de los grupos más ricos.
.1. Masabo, Damase. Un hombre
Masabo tenía la tesis ya
perfilada el año 1998-1999, poco después de de la gran matanza, de la que fue
testigo privilegiado... Yo mismo le animé a que pasara un tiempo en África,
para entrar mejor en la temática... Desgraciadamente, las circunstancias de
violencia y persecución seguían vivas, de manera que no pudo hacer un trabajo
directo de campo y estudiar las consecuencias del conflicto en las personas más
afectada, , a través de testimonios inmediatos.
Pero se ha mantenido en contacto con la realidad de los Grandes Lagos, a través de personas, instituciones y estudios teóricos, de manera que él es es hoy uno de los mejores conocedores de la cultura bantú (común a tutsis y hutus) y de las implicaciones religiosas (cristianas), sociales y económicas del tema (dentro de la gran responsabilidad de los poderes comerciales y económicos).
Un problema múltiple.
Las potencias coloniales (en
incluso muchos hombres de Iglesia) pensaron que la zona de los Grandes Lagos
era un “terreno sin dueño, sin propietarios legítimos, sin verdadera cultura.
Así se creó en gran parte una “iglesia colonial”, en situación de
“protectorado”, como si los “africanos” fueran salvajes sin sabiduría, niños
sin madurez… Mientras tanto, las potencias coloniales, bajo capa de presencia
civilizadora, podrían “robar y robar”, creando una situación insostenible de
enfrentamientos sociales.
Para elaborar su tesis Masabo
empezó estudiado la antropología bantú, y pude descubrir con gran sorpresa, el
alto grado de humanidad y de equilibrio sapiencial de esa cultura. Él podría
haber escrito su tesis doctoral en esa perspectiva religiosa y social
originaria, estudiando los hechos históricos e interpretándolos a partir de la
cultura Bantú....
Así hubiera elaborado una tesis
de fenomenología e historia de las religiones, pero también de teología,
juzgando desde la misma cultura africana el robo de las potencias occidentales
y la ceguera de la gran “teología colonial” de protestantes y católicos, con la
muerte planeando al fin sobre una larga historia de misión colonial. Hubiera
sido una tesis importante, un juicio sobre la teología católica (sobre la
iglesia y la sociedad católica y protestante) desde los valores de la cultura
bantú y desde el sufrimiento de su gente.
Ese hubiera sido el mejor
camino de la tesis, pero no me atreví a pedir (a exigir) a Masabo que lo
desarrollara, porque habría encontrado dificultades en un contexto europeo,
como el nuestro, habitado por gentes que se creen superiores a los pobres, incultos
y peligrosos africanos que quieren venir a nuestros puertos y costas en patera,
sin ser recibidos.
Por otra parte, ese trabajo hubiera resultado
también incompleto, pues el conflicto de los Grandes Lagos no ha sido sólo un
choque entre dos etnias que se han establecido en la zona en los dos últimos
milenios (hutu y tutsi), sino porque ha estado marcado por otros actores ya
indicados, entre ellos, de manera muy intensa la política internacional y la economía arara y depravada de un primer
mundo que sigue en la cola de la verdadera humanidad.
El Drama de los Grandes Lagos
nos sitúa ante un conflicto y juicio múltiple, que puede y debe interpretarse
desde diversas perspectivas. Es claro que un día alguien tendrá que hacer la
tesis que yo entonces “buscaba” (cómo los bantús de África pueden y deben
juzgar a los “civilizados” colonos europeos y a los “buenos” ministros de las
iglesias coloniales). Hoy me atrevería a destacar ese momento del conflicto.
Pero entonces pensé (por Masabo
y por la Facultad de Teología) que era mejor seguir un método más convencional,
destacando el carácter intercultural del conflicto, poniendo de relieve, desde
ese fondo, la aportación de la cultura bantú. Por eso, quise que la tesis se
moviera en estos tres niveles:
Quise que Masabo estudiar la
cultura Bantú, con sus aportaciones y sus límites... Desde una perspectiva
tradicional, la cultura bantú ofrece grandes valores, pero tiene también limitaciones, pues no ha logrado una verdadera integración étnica. De todas
formas, en el fondo de la misma cultura bantú podían y pueden encontrarse
elementos para una integración pacífica de los grupos étnicos; pero esa
integración ha estado dificultada por un tipo de misión cristiana
proteccionista, que no ha logrado entrar en el entramado vital de los dos
grupos principales de bantúes de la zona.
Masabo analizó muy bien la aportación del
cristianismo católico, con sus valores y sus deficiencias... La presencia
cristiana en la zona los Grandes Lagos
ha sido masiva, a lo largo del último siglo, pero no ha tenido tiempo o
capacidad (ni deseos verdaderos) de fecundar
aquella cultura de paz, Nuestro
cristianismo de importación ha sido a veces superficial, que no ha llegado a la
raíz de la vida de las poblaciones, a
las que ha pintado con un barniz teñido de infantilismo... Por otra parte, el
cristianismo de las Grandes Potencias coloniales y del resto del Primer Mundo
no ha ofrecido un rostro modélico de concordia..., sino todo lo contrario.
Finalmente, Masabo pudo interpretar (en clave
indirecta) la política real de las potencias europeas y después el robo del
capitalismo Internacional, tanto en tiempos de la colonización como en tiempos
posteriores... En esa línea puso de relieve los problemas internos de las dos
grandes etnias... no ha querido escribir una tesis xenófoba, acusando a las
potencias coloniales y financieras. En esa línea, en algunos momentos da la
impresión de que carga demasiado las tintas en la problemática interna de los
grupos africanos, como si “la culpa” fuera sólo de ellos... Pero, en el fondo,
leyendo la tesis entre líneas, ella eleva una inmensa protesta contra los
poderes coloniales y contra el mismo estilo de Iglesia que se impuso en la zona
Una teología e Iglesia enferma,
Cam y los negros
Dentro del análisis bíblico de
la historia, resulta sorprendente la pervivencia e influjo del “mito camita”.
Yo conocía bastante bien ese mito, a través de la literatura protestante
anglosajona (americana) del siglo XIX, que intentaba justificar así (con la
maldición de Cam en Gen 9, 18-29) la inferioridad de la raza negra, como si
allí se dijera para siempre que Cam (=el mundo negro) tuviera que estar
sometidos a los “blancos” (semitas más morenos y jafetitas más flancos).
Posiblemente, los católicos no
han destacado igual que los protestantes el falso mito bíblico de la maldición
e inferioridad de Cam (de los negros). Pero en su conjunto la Iglesia católica
ha seguido siendo “colonial”, ha tratado a los negros (hutus y tutsis) como
inferiores, dignos de ser colonizados… Más aún, en su forma latina (o
anglosajona o alemana), la Iglesia católica (y las iglesias protestantes) han
tomado a los africanos, de hecho, como una raza inferior, les han colonizado
desde fuera, no han entrado en la trama de su vida.
Masabo no ha querido insistir
en este tema, por respeto a una facultad de teología de la Europa colonial, por
respeto al tribunal que debía (deníamos) que juzgar su tesis. Pero en el fondo
de ella se eleva, con toda claridad, un lamento dirigido al tipo de
“colonización religiosa”, que ha mantenido a los “negros” en situación inferior
(en el plano litúrgico y teológico, en el plano de los ministerios y de la
administración eclesial).
Ellos, los católicos
(cristianos) de Ruanda y Burundi, mayoritariamente bautizados y “dirigidos” por
clérigos extranjeros, eran como un grupo al que se debe dirigir desde fuera,
“como auténticas ovejas”, pero en el mal sentido de la palabra… Lógicamente,
ellos no pudieron recrear el cristianismo desde su propia cultura, y así
quedaron en manos de una colonización religiosa extranjera, que (finalmente)
les abandonó bajo los poderes financieros extranjeros…
Masabo no lo dice claramente
(no se atrevió a decirlo), pero en el fondo de su tesis viene a expresarse la
certeza de que la guerra y las matanzas de tutsis y hutus fueron en el fondo
promovidas por potencias coloniales y, sobre todo, por lod intereses
financieros que parecían cristianos. ¡Que se maten entre sí! parecían decir las
grandes potencias y los poderes financieros, así podremos decir que son
salvajes y al final convertirnos en dueños de sus bienes.
Una teología del sufrimiento en
perspectiva bíblica, un camino con rodeo (págs 188-222).
Resultaba claro que Masabo no
podía desarrollar expresamente sus tesis desde la perspectiva anterior, aunque
ella estaba latente en todo su discurso. Por eso nos pusimos de acuerdo para
centrar su trabajo en una visión del sufrimiento desde una perspectiva bantú y
cristiana. De esa forma, la tesis acabó siendo académicamente muy documentada,
pero sin entrar de verdad en los problemas reales. La responsabilidad es mía,
pues fui yo quien dirigió su trabajo, pensando que era lo mejor para qué
consiguiera su doctorado, un doctorado muy bueno (muy digno), con sobresaliente
o matrícula en el plano formal, pero sin entrar en la última causa del gran
drama. Éstos son algunos de los temas y momentos de su tesis:
5. El sufrimiento y dolor en el
conjunto de la biblia.
El doctorando ha ofrecido un buen resumen de la visión bíblica del sufrimiento, entre las páginas 151-158... En este campo no ofrece demasiadas novedades, sino que asume y expresa eso que pudiéramos llamar la “condición humana”, tal como viene marcada por una situación de pecado. Estas páginas han querido ser una respuesta a la problemática anterior, son un desmontaje del argumento de Cam, una visión fundamental del sentido genérico del dolor en la experiencia bíblica. 2. El sufrimiento humano. Visión cristiana Ésta es la parte central de la tesis... El autor ha invertido el orden tradicional (con toda intención) y empieza presentando la problemática cristiana para pasar a la “teología bantú” del sufrimiento. Esta parte constituye una teodicea de tipo social y político, de gran (págs 188-222). Analiza el tema desde la perspectiva teológica estricta, más que desde la eclesiología. Deja algunos temas abiertos, entre los cuales quiero destacar dos que constituyen uno de los centros de la teología actual
(1) Falta una visión política
del tema del sufrimiento..., tema que a mi juicio no ha sido desarrollado
todavía de forma convincente por la teología católica, que no ha sido capaz de
entrar con libertad y claridad ni siquiera en el gran holocausto (soah) del 1939-1945,
perpetuado en los holocaustos de África.
(2) Falta una relectura de la “Populorum
Progressio”... En algunos momentos nos da la impresión de que estamos ante una
Populorum Regressio, aunque esta palabra “regressio” suele tomar otros
matices...
Teología bantú del sufrimiento.
Los muertos de los Lagos nos juzgarán (págs 222-283).De un modo significativo,
Masabo quiso (y yo quise con él) que la palabra definitiva la tuviera una
“teología bantú del sufrimiento”,capaz de iluminar el tema de la Biblia y de
juzgar la actitud y la misión de la misma iglesia católica en la zona de los
Grandes Lagos. Éste es el corazón y, éste es el núcleo de la tesis. La
tradición bantú es capaz de situarse (de situarnos) ante la gran tragedia de
los Lagos, juzgando no sólo a sus propios muertos (confesando la culpa del
pueblo bantú), sino también a la Teología Oficial de la Colonia por su
participación indirecta en el genocidio.
No fue sólo (ni principalmente)
un genocidio bantú, sino un genocidio alimentado por la ideología colonial, por
la intromisión de las Grandes Potencias y, de un modo especial, por la
complicidad de la Economía Mundial, a la que interesaba (e interesa) la muerte
entre los “negros”, para así “lavarse” las manos y dominar mejor las grandes
riquezas de la zona. Hutus y tutsis habían dominado por siglos en la zona,
logrando establecer equilibrios frágiles, pero duraderos. Se podía pensar que
la presencia de la Iglesia Católica (y de las iglesias cristianas) ayudarían a
los diversos grupos de bantúes a buscar la paz y a pactar, en un camino de
concordia universal (católica). Pero la iglesia católica no supo o no pudo
impulsar verdaderamente un camino de paz… y las “potencias civilizadoras”
trajeron muerte a la zona, desembocando en la dictadura del gran capital, al
que no interesa la vida de los hombres y los pueblos, sino su muerte (para
mejor triunfo del dinero).
Ciertamente, se mataron entre
sí los “negros”, de un grupo y de otro, en guerras y persecuciones de
magnitudes dantescas, en un reino de pura muerte… Pero detrás estaba y sigue
estando el poder de los intereses de un dinero que prefiere dividir y matar
para elevarse sobre todos.
Conclusión
Masabo Damase defendió su tesis
como he dicho el 28 del VI del 2001, atreviéndose a decir, de un modo velado, que
la culpa del drama la tuvieron no sólo los grupos étnicos de la zona, sino
también la misma evangelización colonial, y sobre todo la política y economía
de las grandes (enanas) potencias coloniales y el (des-)orden económico
mundial.
Se atrevió a decir, también
veladamente, que serán los muertos de los Grandes Lagos los que nos acusarán a
“nosotros”, los que vivimos y nos aprovechamos, representantes de los poderes
fácticos, causantes de aquellas muertes, y de otras que continúan.
Masabo siguió diciendo veladamente, que la teología oficial de los
colonizadores no era (ni es) capaz de entender aquel inmenso sufrimiento… Pero
que puede surgir, que está surgiendo, un nuevo tipo de teología africana, de
fondo bantú, que nos ayudará a comprender la marcha de la historia, desde la
cruz y la resurrección de Cristo, hecha carne en la historia de los bantús vencidos,
ajusticiados, masacrados.
Por eso he querido decir que
los muertos de los Grandes Lagos, sacrificados hace treinta años por intereses
de un capitalismo mundial asesino, se levantarán y nos juzgarán. Esa fue y
sigue siendo la aportación más clara de la tesis de Masabo, que tuve el honor
de dirigir, y que se publicó en Roma el año 2006. Desde aquí le deseo un buen
trabajo, en fecundidad personal y paz interior, en medio de la gran tormenta de
su entorno vital.
Algo esto ha querido decir y ha
dicho el Papa Francisco… Han pasado 30 años de aquellas muertes, por los
inocentes siguen muriendo, sin que la gran prensa se interese por ellos, porque
en el fondo piensa que mejor que mueran.