Rafael Prieto
Luz de mi corazón, vence a mis tinieblas,
que no me chillen ni me
turben,
mis temerosas
tinieblas.
Luz brillante de mi fe,
disipa mis dudas y mis miedos.
Luz consoladora de mi
esperanza,
vence mis cansancios y
tristezas.
Luz ardiente de mi
caridad,
destruye mis egoísmos,
envidias e injusticias.
Luz gozosa de mi paz,
supera mis violencias y resentimientos.
Y que todos los
corazones iluminados
venzan las tinieblas
del mundo.
Los corazones de los
justos
pongan en fuga las
tinieblas injustas, tan terribles.
Los corazones limpios
venzan a las tinieblas sucias.
Los corazones
transparentes
venzan a las tinieblas
mentirosas.
Los corazones pacíficos
venzan a las tinieblas
feroces.
Los corazones
misericordiosos
venzan a las tinieblas
duras.
Los corazones ardientes
venzan a las tinieblas
frías.
Los corazones buenos
venzan las tinieblas
malas.
Que todas las luces
juntas
o estratégicamente
colocadas
iluminen este mundo
tenebroso,
devolviéndole su
belleza y alegría.
LOS OTROS SALMOS
Colaboración de Juan García de Paredes.