MARTÍN VALMASEDA
Una persona que se encuentra muy enferma, se suele decir de ella que "no tiene cura". También en lenguaje parroquial se habla de las comunidades que "se han quedado sin cura", o sin sacerdote, o sin párroco o sin presbítero.
Les voy a
explicar porqué la
palabra cura es
últimamente la preferida
por mí; aunque antes la
despreciaba. Fíjense, presbítero viene
del griego y
significa anciano. Pues
llamar viejito a un presbítero
de treinta años,(cuando
yo me ordené de cura) es
absurdo.
Párroco es
el cura que dirige
una parroquia, no lo
son todos...?
Sacerdote es la persona que atiende las cosas sagradas de cualquier religión, especialmente del templo de Jerusalén y, agárrense: los sacerdotes de ese templo fueron los ¿mismos que condenaron a muerte al nazareno Jesús? y ahora nosotros los curas ¿nos llamaremos con ese negativo nombre de sacerdotes, asesinos de Jesús?
En cambio la
palabra cura viene
del latín, cuidar
y eso es
lo importante en
nuestra misión: cuidar,
atender al pueblo
de los que
siguen a Jesús, los
que se bautizaron
y siguieron en
toda su vida
a Jesús escuchando
sus palabras, haciendo
lo que él
hizo, si hacía
falta dando su
vida, por el pueblo
de seguidores de
Jesús.
Desde que me hice consciente de eso, no me nombren sacerdote, ni viejito, (presbítero), ni párroco, ni nada. Cuando el obispo (vigilante) me consagró; fue para atender con toda mi vida, el trabajo y atención a las ovejas de mi comunidad. Ser un cura con olor a oveja, nos dijo el buen papa Francisco. Y en eso estamos.