Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

23 de marzo de 2023

TIEMPO CUARESMAL

Desde el tiempo cuaresmal que nos toca vivir

[Por: Diego Pereira Ríos]

El mundo nos sigue revelando un devenir de situaciones que nos dejan a todos con una cierta inseguridad de lo que pueda suceder mañana. Cada día los noticieros se encargan de mostrarnos las situaciones desesperantes que acontecen a lo largo y ancho de nuestro planeta. La guerra entre Rusia y Ucrania que parece no terminar alimentada cada día por las decisiones de los poderosos, el terremoto en Turquía y Siria del 6 y el 20 de febrero que nos sigue revelando el dolor de la Madre Tierra junto con la sequía histórica que azota el sur del continente latinoamericano que amenaza con que nos falte el elemento vital para subsistir, la crisis económica que atraviesan países como Argentina con una economía que cada día es más insostenible. Estas son apenas pinceladas de lo que nos sucede como humanidad. Es un tiempo muy complejo, de mucha incertidumbre donde por momentos nos faltan las esperanzas en un futuro próximo mejor.

Quizá este tiempo de Cuaresma sea un tiempo propicio para intentar redescubrir el valor de la vida humana y el valor de la naturaleza de la cual dependemos. Pero sobre todo, necesitamos redescubrir el valor de Dios para cada uno de nosotros, así como para toda la comunidad cristiana.  Si Dios es el centro de nuestras vidas, si Dios nos dio el Cielo y la Tierra como el escenario donde debe acontecer nuestro caminar hacia la Patria Celestial, es en este tiempo que nos toca ser anunciadores de Buenas Noticias, anunciadores de esperanza en medio de las dificultades. De aquí nuestra vocación profética: en tiempo de calamidades, quien tenga sus ojos fijos en el Señor de la Historia logrará hacer brotar el amor en los corazones humanos y con ello contagiar a otros la alegría de ser hijos de Dios. ¿Cómo hacerlo cuando somos tan pequeños y frágiles? Sólo Dios puede darnos esa fuerza pero confiamos que lo hace cada día a quienes coloquen su vida en la Providencia Divina.


En este tiempo de Cuaresma también vivimos un tiempo eclesial de cuestionamientos, de desencuentros de opiniones, de ciertas situaciones que son injustas y que algunos pretendemos que se cambien o, al menos, que se transparente y se purifiquen. La Iglesia es una comunidad humana y no puede escapar a los tiempos de crisis. Por esto debemos unirnos en oración para que este tiempo sea un tiempo fuerte de Conversión en donde nuestro corazón, nuestra mente y todo nuestro ser estén atentos a lo que Dios nos dice a cada uno. Y junto a la oración a Dios pedirle que nos dé ideas para llevar adelante acciones concretas que hagan la diferencia, que hagan presente el amor de Dios por cada ser humano. No se trata de ir a misa, o acercarse a los sacramentos, no se trata de hacer ayunos y abstenerse de algo. Se trata de salir de nuestro egoísmo que nos sigue invadiendo y que nos hace creer que somos superiores a los demás.

El evangelio de este III Domingo es un hermoso ejemplo: Jesús que rompe las normas religiosas y sociales y le habla a una mujer. Consiente de su condición de hombre judío, Jesús se acerca a una mujer de Samaria rompiendo las barreras geográficas y las prescripciones jurídicas para ir a lo esencial: la persona. Cansado en el camino, sintiendo sed, Jesús decide colocar a la mujer en una situación compleja, ya que debe arriesgarse si atiende el pedido de Jesús. «Dame de beber», le dijo Jesús y se encuentra con una mujer inteligente que conoce la Ley y por ello lo cuestiona. Es un primer paso. Pero no se queda allí. Luego que Jesús insinúa quien es, lo cuestiona: «Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva? ». Y con gran sentido sabe que ese pozo pertenece a sus ancestros, a sus antepasados, que sostienen su fe en la providencia de Dios. Pero aquí sucede algo: si la mujer se queda en sus creencias, no habrá cambios. Debe dejarse guiar por Jesús para descubrir una nueva forma de vida. El texto termina mostrando que la experiencia de la mujer es la que lleva a anunciarlo en tierra samaritana.

Esta mínima observación del texto –que es mucho más rico- puede ayudarnos a entender que a menudo creemos que lo sabemos todo acerca de Dios, de la Iglesia, de cómo vivir dentro de la religión Católica. Pero coloquémonos en el lugar de la samaritana: dejémonos interpelar por un Dios que se hizo hombre y se acerca a las situaciones cotidianas de nuestra vida  para mostrarnos la novedad de Dios. Dios es siempre Buena Noticia e intenta desestructurarnos de nuestras frágiles seguridades. Muchos católicos dicen: “voy a misa, me confieso, comulgo, hago mi ofrenda, soy buena persona, pago mis cuentas”, etc. 



Con ello estamos estancando nuestro seguimiento de Jesús, en un mundo que nos reclama una presencia activa, comprometida, arriesgada si es que realmente deseamos que el mensaje de Jesús llegue a todas las personas. Y más, si nos colocamos en el lugar de Jesús veremos que el mundo tiene hoy mucha sed de Dios. Y somos nosotros los que podemos llevar el agua viva que Jesús ofrece a la samaritana.

Que esta Cuaresma renueve nuestras fuerzas para seguir anunciando el evangelio a toda persona, sin distinción.

AMERINDIA